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Jubilados de Estados Unidos descubren la provincia de Alicante como destino residencial

Los precios, la atención sanitaria, las buenas comunicaciones de Alicante y la vida en la calle atraen a más de un millar de ciudadanos norteamericanos

Estadounidenses reunidos en la terraza del «bed and breakfast» La Milagrosa, en el Casco Antiguo de Alicante. Alex domínguez

En Alicante han encontrado otra California. Cada vez más ciudadanos de Estados Unidos eligen la provincia como destino residencial. Les gusta vivir al lado del mar, en un lugar tranquilo y con buen clima, con un coste de la vida inferior al de su país de origen, y muy bien comunicado gracias al aeropuerto internacional de Alicante-Elche y al tren de Alta Velocidad con Madrid. También les atrae la vida en la calle, la cultura española y la gastronomía.

El estadounidense es un tipo de turismo que va al alza. Jubilados en su mayoría, les gusta vivir en barrios e integrarse, aunque también deciden quedarse cada vez más familias jóvenes con niños que tienen negocios en EE UU y que gestionan sus empresas a través de internet.

Otro activo que les convence para asentarse en la provincia es la sanidad. Un buen seguro privado en España para dos personas les cuesta 2.600 euros al año, mucho más asequible que en su país, donde llegan a pagar 1.900 euros al mes. Sin contar los gastos hospitalarios extra que se generan cuando una persona ingresa por enfermedad, que en el caso de una estancia de una semana tras un ataque al corazón, por ejemplo, puede superar los 7.000 euros.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la provincia hay censados casi 1.100 ciudadanos de Estados Unidos. Casi el doble de los que vivían en tierras alicantinas hace 20 años. Residen por toda la geografía, desde Torrevieja a El Campello, Dénia o Benidorm, en barrios y en el centro de Alicante, y proceden de estados de toda índole, desde Colorado a Washington, Iowa y California, y de ciudades como Nueva York y el distrito federal.

A los ciudadanos norteamericanos que recalan en la provincia también les gusta relacionarse con compatriotas en reuniones a las que suelen asistir decenas de personas. Son eventos y actividades organizados por InterNations, una plataforma internacional para unir a ciudadanos que viven fuera de su país y que también funciona en Alicante.

Además de estas frecuentes quedadas, los estadounidenses asentados en la provincia aprenden español, viajan por todo el país al ser en su mayoría jubilados que disponen de elevadas pensiones, y se sienten atraídos por la cultura y las costumbres españolas. Les gusta mucho ir a comprar al mercado, un tipo de establecimiento que no existe en Estados Unidos, donde son más comunes las tiendas pequeñas y los grandes centros comerciales.

Gastronomía

De la gastronomía les sorprende que en España se coma tanto pescado, algo no tan frecuente en EE UU, afirman Eric y Teri Sanford, un matrimonio de California que lleva dos años viviendo en Alicante. En una visita al mercado de Carolinas acabaron comprando un par de rodajas de emperador, un manojo de espárragos y uvas.

La pareja, de 59 años él y de 62 años ella, buscó un piso amplio en el barrio y realizó una inversión inmobiliaria. Nada de chalés con vistas privilegiadas ni apartamentos de lujo en el centro de Alicante. Eso sí, de 128 metros cuadrados y cuatro habitaciones, porque les gusta el espacio, y fuera del centro de la ciudad, donde las casas que vieron eran más caras y más pequeñas, aparte del trasiego. Preferían un barrio tranquilo, y cercano al corazón de la ciudad, que les permite ir andando o en autobús cuando quieren disfrutar de la playa o comprar en los puestos del Mercado Central.

«Llegamos el 2 de junio de 2017 a un piso de Alfonso el Sabio. Nos gustan las Hogueras pero después de dos años en el centro de la Fiesta queríamos tranquilidad», explica el matrimonio. Teri era secretaria en un despacho de abogados y Eric trabajaba en tasación inmobiliaria, y se jubilaron en 2014, cuando ella tenía 57 años y él 54 años.

Residían en Plano (Texas) cuando tomaron la decisión de trasladarse a Europa, continente que ya visitaron en su juventud. En los años 80, Eric vivió en Alemania y Teri en Holanda, y se conocieron en California después de esta etapa europea. Se casaron y tuvieron un hijo, que ha cumplido 26 años y que vive en Arkansas.

La decisión de cambiar de vida fue más fácil al no tener de momento nietos ni más familiares. «Fue fácil decir adiós. ¿Y por qué Alicante? Hicimos una lista con las cosas importantes. El aeropuerto, el AVE, el clima, el coste de la vida...Visitamos ciudades en Portugal, Madrid y Barcelona, que son demasiado grandes, y València, pero no me gustó», tercia Teri Sanford. «Cuando llegué a Alicante me encontré con una tierra abierta al mar y al sol, respiré. Nos encantó y es muy cómoda para vivir». A la pareja le gustan los barrios porque hay vida todo el año, incluso en los meses más fríos. «Arenales del Sol, por ejemplo, es muy bonito, pero en invierno no pasa nada».

En su día a día, se reúnen con amigos para comer y cenar, enlazando a menudo la sobremesa con largas charlas sobre política, deportes, libros, música o viajes; van a escuchar música a una taberna de El Campello y a los chiringuitos del Postiguet; les gusta ir al cine en versión original, y a ver los partidos de fútbol por la tele en el bar, sobre todo a Eric, aficionado del Chelsea.

Teri participa en un club de literatura y tiene un hobby que le ocupa una habitación entera: construye matasellos de madera y tiene cientos de todas las formas y colores. También elabora tarjetas de felicitación y christmas navideños. La casa está ahora llena de esqueletos y calabazas de Halloween, que se trajeron desde EE UU donde, afirman, la gente se gasta más en decoración para esta fiesta que para Navidad.

Viajar es otra de sus aficiones. Conocen varias ciudades españolas y las próximas serán Bilbao y San Sebastián.

En Alicante se sienten muy a gusto por las temperaturas, similares a las de Los Ángeles, de donde son originarios, y por las palmeras que les traen recuerdos. Piensan quedarse a vivir de forma indefinida. «Nos gusta mucho la ciudad y la gente, su carácter abierto». Una cosa que les sorprende de Alicante es que haya tantos perros por la calle en una ciudad con pocos parques, y les choca a veces el ruido. «Los alicantinos no pueden conducir sin tocar el claxon», bromea la pareja, que tiene su propio coche para desplazarse.

Los estadounidenses también entablan amistades españolas. María José Gómez los conoce de practicar inglés y el martes se va de viaje a Madrid con una americana que conoció en estos eventos. La mayoría de ellos los organiza Felipe Lozano, un guía turístico que «mueve mucho y es el alma de todo». A las actividades acuden personas de todas las edades a practicar inglés y castellano.

Esta alicantina opina que «los estadounidenses que conozco son estupendos, muy abiertos y simpáticos. Y valientes. No tienen miedo a cambiarse a vivir tan lejos, se integran muy bien, y están muy interesados en nuestra cultura. No tienen nada que ver con los chicos que venían hace unos años a aprender español».

Los comerciantes consideran que el auge de ciudadanos estadounidenses que se convierten en residentes puede estar relacionado con los cruceros que hacen escala en Alicante y que les permite conocer la provincia.

Desde Trump a Vox, interesados en la política

Afirman Teri y Eric Sanford que decidieron dejar Estados Unidos por culpa de Donald Trump, que consideran que está haciendo mucho daño a su país y a su imagen en todo el mundo. Están por ello al tanto de sus amenazas de aranceles y de la retirada de las tropas de EE UU de la frontera siria con Turquía. También están interesados en la política española, no le gusta Vox porque lo asimilan con extremismos de su país, y les preocupa la situación en Cataluña.

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