La empresa que adquirió en julio la «réplica» del -Santísima Trinidad no ha completado todavía la documentación para trasladarla a Cabo Verde, y el artilugio náutico comienza a ofrecer una imagen fantasmagórica fondeado en el muelle del puerto donde fue trasladado hace ya meses. El deterioro es evidente y hasta la madera comienza pudrirse. El Puerto, por su parte, ha comenzado a cobrar las tasas a la empresa que sigue realizando gestiones para el traslado. Parece que ya tienen un plan para el transporte, aunque están ultimando detalles sobre seguridad y permisos, según apuntan desde el Puerto. La «réplica» se adjudicó en julio a una empresa turística, especializada en viajes de lujo, que prevé reconvertirla en un restaurante.