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Un aeropuerto cada vez más humano

El servicio gratuito de personal shopper, implantado en la terminal de Alicante-Elche hace ocho meses con el objetivo de impulsar el comercio, se ha convertido en un valor añadido para todos los pasajeros

Una de las personal shopper asesora a una clienta en el aeropuerto de Alicante-Elche. Pilar Cortés

Las terminales aéreas resultan para muchos un territorio desconocido, una experiencia laberíntica incluso para los más aventureros, que tampoco se libran de esos momentos de estrés en los que no encuentran la puerta de embarque, hay nuevos protocolos y, por si fuera poco, han olvidado comprar aquello que amigos y familiares esperan de su viaje. Así nació el servicio gratuito de personal shopper, o asistente personal para sus compras, que llegó al aeropuerto de Alicante-Elche hace ocho meses con el propósito de potenciar el comercio y se ha transformado en un valor humano añadido indispensable. Ahora también es un gran soporte para quienes caminan desorientados, extravían sus pasaportes o incluso algunos que se han llevado un susto al perder de vista a los más pequeños.

Así lo explicó Eva, la responsable de coordinar el equipo de estos jóvenes asistentes: «Existen dos tipos de viajeros, quienes quieren comprar y aquellos que necesitan apoyo con alguna gestión u orientación. Hace pocos días ayudamos a unos padres a encontrar a su hijo, que se había perdido: casi rompemos a llorar cuando dimos con él, ahí es cuando nos damos cuenta de que no sólo somos personal shoppers», concretó Eva. «Es una aventura, nunca sabes lo que va a pasar, lo más gratificante son los agradecimientos de viajeros que se quedan aliviados cuando ven que alguien les ha ayudado y que llegan a tiempo a sus vuelos», explicó.

Aunque el nombre de personal shopper pueda parecer algo exclusivo, cualquiera puede acercarse al stand, ubicado en la zona comercial, o reservar por teléfono o Internet. «No destaca un tipo de usuario concreto, desde que comenzamos en febrero hemos atendido a 4.000 personas y todos muy distintos», concreta Eva.

Dentro de las cifras que se desprenden hasta ahora de esta experiencia, destacan como usuarios habituales los pasajeros procedentes de Gran Bretaña con un 50% de las visitas totales, seguidos por aquellos que llegan desde los países de Oriente Próximo y Rusia.

Si el usuario decide reservar con anticipio ese acompañamiento, alguno de los siete asistentes que se desenvuelven en inglés, francés, ruso y árabe le estará esperando a la entrada del aeropuerto, donde pasarán los filtros y solicitarán su tarjeta de embarque. «El cliente nos dice de cuánto tiempo dispone y qué es lo que le gustaría hacer o qué necesita comprar e inmediatamente trazamos un recorrido en el que no sólo les guiamos hasta las tiendas, sino que les aconsejamos si no saben qué regalar, les indicamos dónde pueden comer, y les caompañamos hasta la puerta de embarque», explicó Eva. Asimismo, estos profesionales están preparado para resolver cuestiones relacionadas con trámites aduaneros y gestión de impuestos. Durante unas horas, se convierten en el compañero de viaje perfecto, ya que también están al corriente de las promociones y los cambios que pueda sufrir la terminal.

Más que un lugar de paso

Si bien es cierto que un aeropuerto puede ser un lugar de paso, más frío que acogedor y dotado de cierta impersonalidad, no lo es para los asistentes como Abdel, quien recibe a Abraham, un empresario marroquí que pasa cada dos semanas por Alicante, como si fuera un amigo. «La primera vez que utilicé el servicio quería unas gafas y no sabía dónde podía encontrarlas, pero conocía a Abdel y me ayudó enseguida, me gustó mucho cómo me atendieron y siempre que vengo los busco».

Como Abraham, muchos recomiendan este servicio incluso a sus familiares. «Un cliente suizo quedó muy satisfecho y días después nos escribió un mensaje para decirnos que venía su madre y que si podíamos ir a buscarla porque viajaba sola, estaba desorientada y además quería hacer unas compras», relató Eva. «Para la gente es muy importante ese momento en el que busca algo especial, pero tiene muy poco tiempo, también quienes han perdido el pasaporte o no conocen los últimos protocolos.Esas personas son las que vuelven s», añadió Abdel. En cuanto a los productos que más se compran, la gastronomía deja paso a la joyería de firmas españolas, la ropa y los perfumes.

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