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Aceras imposibles

En las calles José Reus García y Zarandieta hay tramos de apenas 30 centímetros y los peatones tienen que bajar a la calzada

Los peatones se bajan a la calzada en José Reus García, con una acera de 30 centímetros y el paso cortado por basura junto a los contenedores. Rafa Arjones

En Alicante hay cientos de aceras estrechas, en el centro y en los barrios, de apenas un metro de anchura por las que solo pasa una persona, en las que hay que pararse y ceder el paso cuando alguien viene de frente, pero también hay aceras imposibles. Minúsculos espacios peatonales de apenas 30 centímetros e incluso menos como el situado en la calle José Reus García, a espaldas de la Subdelegación de Defensa de Alicante, en el barrio de los Ángeles, y lo mismo pasa en la calle Zarandieta, en Altozano, que apenas mide un palmo.

Las dos estrechísimas aceras están al pie de antiguos muros y para los peatones caminar por ellas es una tarea titánica: en su mayoría bajan a la calzada para poder pasar. Hay personas que solo caben «de lado» por esas aceras y directamente es mejor no entrar en ellas cargados con las bolsas de la compra y menos aún en carrito de bebé y en silla de ruedas.

Tampoco facilita las cosas el que haya coches aparcados con los retrovisores abiertos y en una de ellas contenedores de basura, reciclaje y vidrio con gran cantidad de enseres abandonados a su alrededor que directamente bloquean el paso, obligando a cruzar de acera o a caminar a centímetros de los coches en circulación.

Vecinos de la calle José Reus García como Manuel Ferrández reclaman que se ensanche el tramo para que los peatones puedan pasar con una mayor comodidad. «En el barrio tenemos una acera tan minúscula que realmente no se le puede llamar acera. Durante años hemos visto únicamente pasar a personas que se detienen para orinar y hasta para defecar», denuncia. Los vecinos también suelen ver desde sus casas a jóvenes que mueven y rompen los espejos de los coches cuando se meten por ese espacio de medio metro de ancho que se estrecha hasta los 30 centímetros.

«En otros tiempos, tuvimos que pelear mucho con toxicómanos que se metían entre los vehículos y el muro (de la sede de Defensa). Muchas veces hemos hablado entre vecinos lo bien que estaría una acera como Dios manda para descongestionar la única que tenemos, que tiene gran afluencia».

A la altura de los contenedores de basura hay todavía menos espacio porque a menudo se depositan enseres y basura fuera de los mismos. «Y no digamos el peligro que conlleva ir de un lado otro buscando cómo introducir las bolsas de basura y verte comprometido con el paso de los coches al tener que tirarla desde la calzada porque se hace imposible meterse en la parte interna por el escaso hueco».

Los pasajeros que van en el asiento del acompañante en los vehículos que allí aparcan tienen prácticamente imposible salir con el coche estacionado, así que «se tienen que bajar a mitad de maniobra por ser imposible abrir la puerta». Lo mismo ocurre en la calle Zarandieta. Los copilotos se las ven negras para salir de los coches por las dimensiones de la acera y la presencia de un talud.

La estrechez de ese tramo «está de toda la vida, no nos complicamos, cruzamos a la acera de enfrente y ya está», señala Andrés Ruiz. Sin embargo, un anciano con bastón que tiene que bajarse a la calzada muestra su enfado por este tipo de barreras en Alicante.

También hay aceras con obstáculos al paso. En Ausó y Monzó, en el barrio de Princesa Mercedes, una farola está más cerca del centro de la misma que del bordillo y molesta para bajar al paso de cebra. «Para las sillas de ruedas es imposible pasar, y tampoco cabe una persona con andador. Llamé a la Policía Local pero no me hicieron ni caso», denunció un ciudadano.

Relleno de socavones y aparición de más agujeros

Relleno de Otro problema para el tránsito peatonal y rodado son los agujeros sin reparar en aceras y calzadas de Alicante. La asociación de vecinos de Carolinas, barrio muy afectado por este problema, celebra que se hayan tapado en los últimos meses los de Pintor Otilio Serrano, Doctor Buades, Garbinet y Primavera. «Estamos agradecidos porque los están reparando», dijo ayer desde la asociación vecinal Joel Montoro, en el marco del plan del Ayuntamiento para parchear más de 300 calles y avenidas. El problema es que «están apareciendo otros nuevos» en proximidades de las arquetas. También siguen a la vista los desperfectos en Rafael Asín.

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