«Nunca habíamos actuado en una situación así», comenta el suboficial de bomberos de la Diputación de Alicante, Amancio Guerrero, mientras acompaña a un equipo de INFORMACIÓN a la zona cero de la riada del río Segura, junto al también suboficial, José Mira, y el jefe de la Policía Local de Almoradí, José Antonio Segura. La rotura del cauce del río por dos puntos distantes solo 40 metros causó dos enormes avenidas de agua de consecuencias devastadoras que inundaron numerosos municipios de la Vega Baja. Los operarios se afanan en echar tierra en las grietas ya cerradas para evitar filtraciones, que las sigue habiendo, aunque en muy pequeña cantidad. Mientras, la concesionaria del agua potable en Almoradí trabaja a contrarreloj para instalar tuberías nuevas y poder restablecer el servicio en la localidad tras seis días sin poder beber del grifo o ducharse en la bañera. «La primera rotura afectó a Almoradí y Dolores y el agua fue en línea recta mientras que la segunda, justo al otro lado del puente de la carretera de Algorfa, afectó a Heredades, Daya Nueva, Daya Vieja, San Fulgencio y Guardamar en busca del mar», señala Mira.

En ese punto se sitúa la zona cero de la catástrofe. Un puente separa las dos roturas que se produjeron y que tiraron parte de la carretera que lo atraviesa. La fuerza del agua deja aquí una estampa desoladora. Ha derribado las paredes de las viviendas, en las que se puede ver el interior donde solo se ha salvado algún objeto colgado o una solitaria cama. Viviendas típicas de la huerta de la Vega Baja que miraban a su río sin poder imaginarse nunca que sería su destructor. Frente a esas casas, un coche sepultado entre rocas, arena y un enorme pino, da cuenta de la gravedad de las roturas del río el viernes y el domingo. Sus vecinos miran con tristeza los campos plantados de alrededor donde se han colado el barro y varios vehículos arrastrados por la corriente.

Panorama

Dejamos este desolador panorama para acompañar a los bomberos en su próxima parada, la pedanía almoradidense de Heredades. El domingo hubo que desalojarla por el riesgo de inundación, que finalmente se produjo. Sus vecinos conviven con los bomberos cuyos equipos autobomba trabajan sin descanso para achicar el agua que inunda sótanos y semisótanos. Cada camión de bomberos ha desplegado allí 100 metros de mangueras para sacar el agua y canalizarla. La propietaria de un negocio de mercería y droguería, mientras tanto, atiende a unas clientas en la calle, en unas mesas donde saca el poco género que tiene seco. «Es un desastre total», lamenta. La labor de los bomberos, tras acabar los rescates de personas, «se centra ahora en terminar con las acumulaciones de agua en sótanos, una vez que la sacamos de las calles», explica Guerrero. El agua estancada está generando plagas de insectos.

«Hemos sacado a gente en barca, en helicóptero, en camiones y a pie, cubriéndonos enteros de agua, y no hay que lamentar bajas personales, es algo que hay que resaltar porque nos hemos metido en sitios muy peligrosos, pero no podemos dejar sin atender ni a una sola persona que pide auxilio», señala José Mira. Los bomberos que han actuado contra los efectos de la gota fría en la Vega Baja han perdido 15 de sus 27 vehículos por problemas mecánicos y por vuelcos en el transcurso de operaciones de rescate. Han realizado casi 1.700 actuaciones, de ellas 792 rescates con un total de 300 de los 600 bomberos con los que cuenta el Consorcio Provincial, en coordinación con el resto de cuerpos de emergencias, entre ellos la UME, que ha efectuado 717 rescates, y la Cruz Roja, con 2.400 asistencias. Municipios siguen incomunicados entre sí. Muchos de los accesos a Dolores, San Fulgencio y las «Dayas» están inundados días después del arreglo de las roturas del río. Ya de vuelta, una parada en El Bañet donde la grúa se lleva uno de los camiones de bomberos que quedó atrapado. A la llegada a Almoradí, la cuba aún sigue dispensando agua potable. Los problemas en las carreteras siguen afectando al tráfico. En Pilar de la Horadada continúa cortada la AP-7 a la altura del túnel, mientras que en Orihuela Costa el vial de Campoamor ha quedado destrozado. Las playas también han sufrido el temporal y han perdido mucha arena, como Mil Palmeras o La Glea, informa M. Ángel Rives.