Cuatro mil hectáreas de cultivos, áreas residenciales y polígonos industriales todavía anegados por el agua cinco días después de las lluvias torrenciales; falta de suministro eléctrico y alumbrado en algunas zonas y acumulación de toneladas de enseres en la vía pública por las labores de limpieza no son las mejores condiciones para mantener la seguridad y prevenir robos. Es lo que denunciaron públicamente empresarios y particulares en algunos puntos de la Vega Baja.

La confirmación de que se han producido estos actos aislados de robos y pillaje en algunos barrios de Orihuela, pedanías, Benferri y polígonos industriales está provocando indignación y preocupación en la comarca, coincidiendo con el momento en el que los propietarios de las viviendas y negocios están abordando la penosa tarea de sacar a la calle muebles, enseres, electrodomésticos o maquinaria tras las inundaciones... y en esa secuencia algunas pertenencias han desaparecido.

En el barrio del Escorratel de Orihuela los vecinos aseguran que ya han visto a dos furgonetas cargando enseres ajenos. Uno de los afectados es el propietario del popular restaurante Casa Corro, ubicado en una de las zonas que peor parte se llevó de la tromba de agua, y al que le han robado una cámara frigorífica y dos carros. También se han constatado robos en vehículos cuyos propietarios tuvieron que abandonarlos de forma apresurada aparcados en las zonas que luego se vieron inundadas y que se han encontrado con las ventanilla rotas días después. Algo que ha ocurrido en el polígono industrial Puente Alto de Orihuela, según señalaron ayer públicamente representantes de asociaciones empresariales de la Comunidad Valenciana, que pidieron mayor atención ahora sobre estas zonas por parte de las fuerzas de seguridad. En este sentido, la Cámara de Comercio de Orihuela, cuyos representantes visitaron ayer, indicó ayer que el 80% de los polígonos industriales de la comarca han sufrido daños por la gota fría. El hecho de que algunas zonas todavía hoy sean inaccesibles no hace más que aumentar el temor de unos vecinos que al problema de las inundaciones debe añadir el de posibles robos.

Viviendas en la huerta

Una preocupación que se acrecienta ante la posibilidad de que los cacos entren en las viviendas que están vacías por los desalojos aprovechando la situación de caos que vive Orihuela y la mayor parte de sus diseminados tras la gota fría. Ayer todavía había vecinos de Molins y las zonas rurales situadas junto al Reguerón que no habían podido regresar a sus casas después de cinco días.

Los avisos sobre supuestos robos comenzaron a generalizarse durante la jornada del lunes aunque la Guardia Civil mantiene que no ha recibido más denuncias de lo habitual en sus puestos y cuarteles de la comarca, ni relacionadas con el robo de viviendas evacuadas por la riada, ni mucho menos con entradas en viviendas más o menos organizadas aprovechando la situación tras la gota fría. Sí se aprecia algo habitual en estos casos: la proliferación de personas que se buscan la vida con el reciclaje de chatarra y otros enseres. Algo normal considerando las toneladas de residuos de las que se han desprendido los afectados por las inundaciones en los últimos días. Los muebles mojados y otros tipo de mobiliario, son inservibles una vez que se han mojado. Otros testimonios señalan que incluso esos robos se estarían realizando haciendo uso de embarcaciones hinchables en pedanías en las que todavía el agua cubre las calles y donde la vida cotidiana dista todavía mucho de normalizarse. Algo que se produce pese a la importante presencia de efectivos de la Guardia Civil, Unidad Militar de Emergencia y Policía Local.