Un colegio convertido en cuartel. Es la imagen de la emergencia, un patio que ha cambiado los juegos de recreo por camiones autobomba y los niños con sus mochilas por militares de la UME. El CEIP Miguel Hernández de Orihuela es desde el pasado viernes el centro de operaciones donde se coordinan todas las labores de auxilio en la Vega Baja. En un lateral del patio, en el mismo sitio por donde los chavales entran cada día a clase, está instalado el puesto de mando, un gran cubículo donde han llegado a trabajar en los momentos más delicados de las inundaciones hasta quince personas.

En el interior, el teniente coronel Clavería se asegura de que todas las unidades están en comunicación y perfectamente coordinadas. Una enorme pantalla en el centro de la sala ofrece una visión pormenorizada de cómo está toda la zona de la Vega Baja. Las llamadas son constantes, nada puede fallar. Estos mapas están enlazados con la dirección de la emergencia, lo que permite la rápida actuación de los efectivos para el envío de refuerzos o de material en caso de necesidad. El trabajo en el puesto de mando está milimétricamente repartido. Hay un grupo que se encarga de la parte logística, otro del personal, otro de material, de comunicaciones, de operaciones y otro de asuntos institucionales.

El teniente coronel recuerda que en esta emergencia han llegado a participar más de 500 militares de los ejércitos de tierra, de la armada, del aire y la propia Unidad Militar de Emergencias. «Lo que hacemos es sectorizar, asignamos zonas de responsabilidad a cada una de las unidades de forma que tengamos la mayor presencia posible en todo el terreno. De este modo conseguimos que cualquier solicitud de apoyo por parte de la población podamos atenderla con la mayor celeridad posible», explica Clavería.

Lo peor de la DANA ha pasado, pero queda mucho trabajo por delante. Ahora las labores se centran en el achique de las zonas inundadas y la limpieza y despeje de barro y lodo en las vías de comunicación principales. Hay muchas zonas afectadas, por ello la UME debe priorizar.

«Primero siempre se atienden los lugares o servicios que son de interés comunitario, por ejemplo, se achica antes un centro de salud que una vivienda particular. Igualmente se procede a limpiar de lodo una carretera nacional. Las labores de limpieza y achique se alargan en el tiempo indefectiblemente, pueden pasar semanas», afirma el teniente coronel. En total han realizado más de 700 rescates. La prioridad son las personas, pero también han salvado a muchos animales, perros, gatos, pájaros e incluso una cabra. «Hay muchos vecinos que cuando los auxiliamos llevan en brazos a sus mascotas. Ahora ya estamos sacando animales muertos que pueden suponer un peligro para la salud», añade Clavería.

Para llevar a cabo las operaciones de salvamento utilizan sobre todo los camiones autobomba, pero también han echado mano de embarcaciones y kayaks. «Buscamos la forma más adecuada, en algunos casos hemos tenido que ir a pie metiéndonos por el agua y hemos cogido a la persona en brazos o sobre los hombros. No escatimamos esfuerzos. Hemos llegado a tener 200 medios aquí desplegados para poder disgregarnos al máximo y atender todas las peticiones de ayuda».