Los vecinos de Dénia dormían arrullados por la lluvia (es un decir, ya que jarreaba de lo lindo) cuando, de repente, se hizo la calma absoluta. «Pero fue nada, unos segundos, y escuchamos un gran estruendo y las ventanas e incluso la cama y los muebles empezaron a temblar», relató ayer Benito, un vecino de la calle Assegador de la Mar.

Por allí pasó el destructivo tornado que, sobre las dos y media de la madrugada de ayer jueves, tocó tierra en la playa de la Punta del Raset. Primero arrambló con la plataforma flotante de la playa. La dejó hecha un guiñapo. Y luego hizo volar en espiral hamacas y sombrillas y las lanzó contra el restaurante Fernando. También arrancó la estructura de la terraza y retorció la carpa de metal de este local.

«Nunca, en 45 años que llevamos aquí, habíamos visto algo igual. El desastre en el restaurante es enorme», explicó Pepa, que lleva junto a su hijo Nando este negocio emblemático de la gastronomía dianense. Se le saltaban las lágrimas. «Si llega a ocurrir hace unas semanas, cuando a esas horas todavía estábamos trabajando, hubiera pasado una desgracia», dijo.

La manga de mar dibujó una trayectoria de devastación de unos 500 metros. Llegó al club de tenis de Dénia y arrancó de cuajo árboles de poderoso porte y de más de 50 años. Incluso quebró las robustas ramas de un enorme ficus. Tiró muros y vallados de las pistas. «Cuando he llegado me han dado ganas de llorar. Árboles que he conocido de siempre estaban tronchados y arrancados. Por suerte, los edificios no han sufrido daños», indicó la presidenta del club de tenis, Ana Bordehore.

El torbellino luego se cebó con el polideportivo de Dénia. Derribó una pared del pabellón y arrancó parte de la cubierta. Las planchas salieron volando y varias de ellas impactaron contra el edificio del Centro de Desarrollo Turístico, que está a unos 50 metros de distancia. El alcalde, Vicent Grimalt, precisó que el tornado rompió ventanas y cristales y levantó el pavimento de esta chancha cubierta. También tiró canastas de baloncesto ancladas al suelo y con contrapesos de hormigón armado. «El pabellón está destrozado», dijo Grimalt, que avanzó que ya no se podrá utilizar durante toda esta temporada.

Además, precisó que los técnicos valorarán ahora si vale la pena reconstruirlo. «Quizá sea preferible hacer un nuevo pabellón que se adapte a las actuales necesidades de la ciudad», planteó. Ahora la actividad de los clubes y las escuelas deportivas se tendrá que trasladar a otro pueblo vecinos.

Empiezan a desgajarse trozos del ferri encallado

El temporal ha partido el ferri Pinar del Río, que encalló en la escollera norte del puerto de Dénia el pasado 16 de agosto. El capitán marítimo de Alicante, Cayetano Pérez, rechazó que el barco se esté hundiendo. Dijo que el viento lo sube a las piedras y que, aunque ha entrado agua en más compartimentos y se halla más sumergido, permanece asentado sobre las rocas del dique y está asegurado con cadenas amarradas a vigas de hierro. Lo que sí está ocurriendo es que secciones de popa se están desgajando. Ya estaba previsto ir sacándolo a piezas. Ahora se retirará a trozos.