Antonio Molero es un vasco residente en Alicante desde los años 80 que tiene 64 años y está prejubilado de Telefónica al que le encanta montar en bicicleta. Hasta ahí todo normal, de no ser porque desde que abandonó su puesto de trabajo ha recorrido ya 13.000 kilómetros pedaleando por toda Europa y por las distintas rutas del Camino de Santiago.
«Cuando me jubilé no sabía muy bien qué hacer y decidí hacer el Camino de Santiago porque siempre había tenido ganas de recorrerlo. Elegí el camino francés y descubrí una nueva forma de viajar que me enganchó», cuenta. Tanto se enganchó que repitió cada año el camino desde diferentes rutas, incluida la de la Plata desde Sevilla a Santiago, en su bici. «España se me quedó pequeña y quise continuar», indica. Así que Molero pensó en unir los dos grandes centros de peregrinación cristiana y completó el viaje desde Roma hasta Santiago de Compostela.
Hasta que llegó su viaje más largo: Cabo Norte-Bilbao. «Fui en avión hasta Noruega y desde allí a una media de 130 kilómetros al día llegué a Bilbao tras pasar por Finlandia y atravesar Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Francia», explica. Empleó 45 días «viendo unos paisajes increíbles». Y eso que el inicio fue accidentado porque le perdieron la bici y parte del equipaje en el aeropuerto y tuvo que retrasar la aventura un par de días.
Molero siempre viaja solo «con un teléfono y un geolocalizador. Además escribo un blog en ruta para que mi familia sepa siempre por donde voy. Y he aprendido con la experiencia que de la lista de cosas para llevarte, el día antes debes quitar el 50% de las cosas». Duerme en tienda de campaña o albergues y su experiencia es que «la gente es buena y te ayuda en lo que puede».
Su viaje de este año ha sido desde Viena siguiendo el cauce del Danubio y después hasta Avignon. «Hay que estar preparado físicamente, pero sobre todo mentalmente porque te pueden dar bajones al pasar tanto tiempo solo», advierte. Pero no puede evitar planear la siguiente aventura, dar la vuelta a España por la costa.
