Tras la fuerte tormenta de esta madrugada, esta mañana me he levantado un poco antes con la intención de ampliar mi paseo matutino y comprobar si la ciudad de Alicante había sufrido daños. Nada más poner el pie en la calle me he dado cuenta de que las consecuencias habían sido, en contra de lo que pensaba, muy positivas. Desde la Plaza de América he subido por Conde Lumiares hasta la avenida de Alcoy y por allí he bajado hasta la plaza de Toros. Las calles olían bien, a fresco, y aceras y calzadas estaban llamativamente limpias, para lo que es habitual. Ni un solo papel en el suelo.

Alguna colilla en una terraza que no tenía ceniceros en las mesas... He llegado hasta el Mercado Central y he emprendido el camino de vuelta por la calle San Vicente. Daba gusto pasear por la ciudad. Ya por la avenida de Jijona, a la altura del ADDA, el aspecto ha empeorado un poco. El agua no ha podido con la cantidad de hojas y basura acumulada en la zona del parking del auditorio. Y en el recorrido, una reflexión. ¿No podrían aprovechar los responsables de la limpieza de la ciudad y hacer lo necesario para mantenerla así? ¿Y no podrían los ciudadanos darse cuenta de una vez por todas de que la limpieza de la ciudad es cosa de todos e intentar ensuciar lo menos posible?.