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El aumento del tráfico en los accesos a núcleos urbanos aumenta los accidentes

Las carreteras que llevan a poblaciones importantes como Elche, Torrevieja, Benidorm, Orihuela y Dénia registran la siniestralidad más alta, aunque la mayoría de los percances son leves

Tráfico en la carretera CV-865 entre Elche y Santa Pola. Matías Segarra

El aumento del tráfico en los accesos a los grandes núcleos urbanos puede estar detrás del incremento de la siniestralidad en las carreteras locales de la provincia, así como de la paradoja de que, al mismo tiempo, la mayoría de los percances no tengan consecuencias graves. El año pasado se registraron 1.251 siniestros en las vías alicantinas pertenecientes a la red de carreteras de la Generalitat, según datos facilitados a este periódico por la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad. Esas cifras son superiores a las de 2017, en que se produjeron 1.227 siniestros, según un informe que la Conselleria publicó al respecto hace ahora un año. Sin embargo, aunque hubo más incidencias en 2018 descendió el número de víctimas.

Así, el año pasado perdieron la vida diez personas en siniestros acaecidos en carreteras gestionadas por la Generalitat en la provincia, mientras que otras 37 resultaron heridas graves y 566 heridas leves. Unos datos preocupantes -y trágicos, teniendo en cuenta que hablamos de fallecidos-, aunque menos negativos que los de 2017, en que el número de muertos fue de 11, y sufrieron heridas graves y leves 43 y 633 personas, respectivamente. Por ello, y atendiendo al mapa de siniestralidad de 2018 elaborado por la Conselleria, y que ya se encuentra publicado en su página web, parece que gran parte de las incidencias tuvieron un carácter leve.

El mapa de siniestralidad de la Conselleria muestra claramente cómo carreteras de acceso a grandes poblaciones como Elche, Torrevieja, Orihuela, Benidorm, Dénia y San Vicente del Raspeig son las que registraron una mayor accidentalidad en las vías de la red autonómica que discurren por la provincia. Ejemplos de ello son la CV-84, de Aspe a Elche; la CV-905, de Benijófar a Torrevieja; la CV-930, acceso a Orihuela desde la A-7; la CV-70 entre la Nucia y Benidorm; la CV-725, acceso a Dénia desde la AP-7, y la CV-820 entre Agost y San Vicente del Raspeig, entre otras. A ellas hay que añadir distribuidores de tráfico metropolitano como la Vía Parque Alicante-Elche (CV-86) y la ronda urbana de San Vicente del Raspeig a Sant Joan d'Alacant (CV-821).

La mayoría de los accidentes que se produjeron en estas vías se saldaron sólo con daños materiales o con heridos leves a lo sumo, salvo algunas excepciones. Se trata de carreteras con un tráfico intenso y que discurren por espacios metropolitanos, muy urbanizados, con continuos cruces o intersecciones reguladas por rotondas. El informe de siniestralidad de 2017 de la Conselleria indicaba que buena parte de los percances registrados en estas vías eran colisiones por alcance, que las más de las veces no tenían consecuencias graves. Por ello, y teniendo en cuenta que en general en 2018 hubo un incremento del tráfico en las carreteras de la Generalitat en la provincia, cabe pensar que esa misma causa está detrás de muchos de los siniestros ocurridos a lo largo del año pasado en esas carreteras. Asimismo, en cuanto a algunas vías de interior con una siniestralidad alta, cabría diferenciar entre las que tienen un tráfico pesado importante, como la CV-83 y la CV-840, de Monóvar a Pinoso y de Novelda a Algueña, respectivamente, y otras de trazado más sinuoso y por las que pasan más motocicletas, como la CV-800 en el puerto de la Carrasqueta o la CV-720 entre Pedreguer y Alcalalí. En las primeras también son frecuentes las colisiones, pero en las segundas son más habituales las salidas de vía.

Siniestralidad en la Vega Baja

Llama la atención la elevada concentración de accidentes que se da en la Vega Baja, en relación a las demás comarcas. Aquí se produjeron cuatro de los nueve siniestros mortales registrados el año pasado en las carreteras autonómicas en la provincia, y 17 de los 29 percances que se saldaron con heridos graves. Es cierto que en la Vega Baja son muchas las vías titularidad de la Generalitat, y que el tráfico es intenso en parte de ellas, pero aún así resulta un tanto sorprendente que se dé una accidentalidad tan alta, que no se repite en otras comarcas.

La citada CV-905 fue una de las vías con más accidentes a lo largo del año pasado, junto con la CV-95, que une Orihuela y Torrevieja. En esta última se produjo uno de los siniestros mortales en la Vega Baja, mientras que otros tres acaecieron en la CV-91 en Almoradí, en la CV-935 en Algorfa y en la CV-925 en Pilar de la Horadada. En el resto de la provincia hubo dos percances con fallecidos en la CV-800 entre Mutxamel y Xixona -donde también hubo otros dos con heridos graves-, y los tres restantes se produjeron en Onil y Villena, el primero en la carretera CV-806 y los otros en la CV-799 y la CV-81.

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