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Los casos de tos ferina se reducen a más de la mitad en solo un año

La vacunación de las embarazadas ha permitido que la enfermedad remita, sobre todo en los bebés menores de un año

Una enfermera vacuna a una niña de corta edad en una clínica de Alicante. álex domínguez

Los casos de tos ferina se han reducido de manera significativa en la provincia de Alicante, al pasar de 74 en 2017 a 31 durante el año pasado, según datos de la Conselleria de Sanidad. Un descenso en el que ha tenido mucho que ver la implantación de la vacuna para las embarazadas en el año 2015. Un año antes de que comenzara a andar esta medida, en la provincia hubo 168 casos de la enfermedad y tres bebés de corta edad fallecieron. «El hecho de vacunar a las embarazadas hace que pasen los anticuerpos a los bebés para que queden protegidos frente a la enfermedad», explica el pediatra José Pastor. Antes de que se inmunizara a las gestantes, los casos más graves de la enfermedad se registraban en los bebés menores de dos meses, que aún no habían recibido ninguna dosis de la vacuna, en los que provocaba graves problemas respiratorios. Pastor señala que «alrededor de la mitad de los niños menores de 1 año que contraen la tos ferina necesitan tratamiento en el hospital y algunos niños hospitalizados pueden padecer neumonía».

La enfermedad puede ser mortal para 1 o 2 niños de cada 100 que son hospitalizados.

Gracias a la vacunación de las embarazadas, estos casos más graves se están evitando y el ingreso de niños menores de un año se ha reducido significativamente. «Se siguen viendo casos de la enfermedad, pero más en adultos y en adolescentes». En estos casos, la tos ferina es mucho más leve y apenas provoca una tos muy persistente, que hace que la enfermedad pase incluso desapercibida en algunos casos.

Actualmente, la vacuna de la tos ferina se administra a los niños a los 2, 4 y 11 meses de edad, con una dosis de recuerdo a los seis años.

La tos ferina llegó a estar casi erradicada, pero los casos han ido en aumento en los últimos años. Entre las causas, Pastor cita la menor efectividad de la nueva generación de vacunas. «Las antiguas tenían muchos efectos adversos, provocaban fiebre y convulsiones. Las nuevas vacunas ya no provocan estos efectos secundarios, pero por contra tienen un menor periodo de protección». No obstante, pese a este aumento de los casos en las últimas décadas, José Pastor insiste en que salvo en los lactantes, la tos ferina es una enfermedad que no provoca mayores complicaciones.

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