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El fracaso de la operación biquini

El 90% de las personas que se ponen a dieta para el verano abandona sin perder peso

Los gimnasios reciben en verano a españoles de otras provincias de vacaciones en Alicante, en la tendencia de cuidarse todo el año. En la imagen, el Arena el viernes. Álex Domínguez

Perder entre 5 y 10 kilos en dos meses para tener una mejor silueta en verano se convierte en una utopía en el 90% los casos. Así lo confirman especialistas alicantinos en nutrición, que coinciden en que solo una de cada diez personas que practican la operación biquini consigue perder peso. Los pocos que lo logran son jóvenes que nunca han hecho dieta, por lo que les es más fácil perder entre cinco y seis kilos con un cambio en la alimentación prescrito por profesionales. Éstos aprecian un cambio en los últimos cuatro años en favor de una alimentación sana con ejercicio todo el año, tendencia que corroboran los gimnasios, donde ha aumentado un 20% el número de usuarios que acuden por salud.

Pero sigue habiendo personas que todos los años después de Semana Santa acuden a la consulta de los nutricionistas porque quieren perder en dos meses los kilos ganados durante todo el año. Los especialistas desaconsejan las pérdidas aceleradas de peso. Castigan el cuerpo, que tiene memoria, y se produce un efecto rebote. «El metabolismo se vuelve más lento y se pierde fibra y masa muscular», explica Alba Díaz, dietista nutricionista de Centro Uno. Esos kilos se recuperan enseguida en el chiringuito con las cervezas y las tapas.

«La mayoría de pacientes que vienen a la consulta buscando una operación biquini fracasan porque pretenden quitarse en dos meses lo acumulado en años y eso solo genera frustración. Son personas que buscan momentos para hacer dieta en lugar de cambiar el estilo de vida, gente que viene en fechas concretas con la misma película. Las cosas no se hacen así», afirma Díaz, especializada en trastornos de la conducta alimentaria.

A largo plazo

En consulta, intenta que las personas que buscan perder peso o esos kilos que sobran cambian de hábitos, «porque tiene solución pero a largo plazo, no con fecha de caducidad. Hay que cogerlo con tiempo y hacer pequeños cambios, porque no sirve hacer dieta y luego no ponerse límites a la hora de salir y tomar la pizza más calórica o el postre con más azúcar». La nutricionista insta a desterrar definitivamente la operación biquini y a decantarse por aprender a comer y perder peso sin prisa. «Es una carrera de fondo, no de resistencia. Hay que ir dando pequeños pasos. Prefiero una persona que pierda cada visita 300 gramos a que venga con 3 kilos menos y en la siguiente recupere un kilo».

Si antes el perfil de pacientes que buscaban su ayuda para adelgazar era el de mujeres que llevaban toda la vida a dieta y que buscaban momentos idóneos para adelgazar, como la llegada del verano o la Navidad, ahora ha cambiado el patrón. Cada vez trata a más jóvenes con problemas de sobrepeso debido a un exceso de alimentación ultraprocesada que quieren cambiar hábitos y que acuden con predisposición a aprender a comer. «También vienen parejas a las que, juntas, les es más fácil conseguir el objetivo; y amas de casa a las que se les enseñan técnicas para alimentarse bien y que sea sabroso sin recurrir siempre a lechuga y pechuga».

Como su colega, la nutricionista Claudia Guerrico, de la clínica Psicoactúa de Vithas Medimar, invita a cambiar el chip para pensar en salud, comer bien y cuidarse todo el año evitando las prisas de última hora. «Quien hace la operación biquini no se mira el estado de salud sino la imagen. Se puede perder algo, un par de kilos de líquido, pero en cuanto se coge algo de moreno y se pierde la vergüenza, el objetivo se olvida». La especialista habla de un mito que solo una de cada diez personas logra llevar a fin, siempre que sea muy exigente. «Este año la Semana Santa cayó tarde, el calor empezó tarde y la mayoría no pudo ni hacer operación biquini porque no da tiempo. ¿Quién está estupendo? El que se cuida siempre, el que va al gimnasio o hace deporte todo el año».

En los gimnasios también ha cambiado el perfil del cliente, con menos personas que se apuntan por la operación biquini y un aumento de quienes practican la cultura del deporte todo el año. En el último lustro, el gimnasio Arena ha ganado un 20% de usuarios que van porque quieren cuidar la salud alcanzando ya los 2.000 socios. «Se nota claramente, y no solo en los gimnasios. Se ve a la gente correr por las calles, en la playa, no es un tema de tener una buena silueta sino de bajar el colesterol, de tener buena salud», afirma su gerente Enrique Santos, que no cree en la operación biquini. «Tenemos más gente de septiembre a febrero que antes del verano».

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