El prestigioso arquitecto Juan Antonio García Solera fue despedido ayer en la concatedral de San Nicolás en una multitudinaria misa córpore insepulto oficiada por el deán Ramón Egío.

Su familia, su mujer Madín Vera, sus cuatro hijos y sus nietos, estuvieron acompañados por multitud de familiares, amigos y autoridades que acudieron a dar su último adiós a un referente del urbanismo y la arquitectura de los últimos 50 años en Alicante.

El alcalde, Luis Barcala, la vicepresidenta de la Diputación Provincial, Julia Parra, y el diputado Juan Bautista Roselló -el presidente, Carlos Mazón, se encontraba en una reunión en Murcia-el rector de la Universidad de Alicante (UA), Manuel Palomar, y la secretaria del Consejo Social de la UA, Aránzazu Calzada, asistieron al funeral. También el concejal de Cultura, Adrián Santos, y el portavoz municipal de Compromís, Natxo Bellido, así como el exconseller Manuel Alcaraz.

El presidente del Colegio Territorial de Arquitectos, Juan María Boix, la expresidenta Carmen Rivera, el arquitecto de la Diputación Provincial, Rafael Pérez, y el que fuera decano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana Alberto Peñín en cuyo mandato se nombró a García Solera «Mestre de Arquitectura» y Alfredo Payá acudieron, entre otros, en representación de la profesión. También estuvieron el expresidente de la Diputación y arquitecto de profesión José Joaquín Ripoll, el urbanista José Ramón Navarro Vera y empresarios como Manuel Peláez, Armando Sala, Miguel Cuervo-Arango, el presidente de Uepal, Juan José Sellés, y el historiador y miembro de la Academia Valenciana de Cultura Joaquín Santo Matas.

El deán de San Nicolás, Ramón Egío, destacó la «grandeza profesional y humana» de García Solera, con quien mantenía una estrecha relación, y aseguró que su vida fue «un gran canto a sus orígenes, a sus padres. Y este amor se trasladó después a su mujer y a sus hijos» «Érais el centro de su corazón», dijo dirigiéndose a su familia. El deán también ensalzó su generosidad y desveló que la Universidad de Perú siempre recibió su ayuda.

Además de su talla intelectual y su visión urbanista y arquitectónica, quienes le conocían siempre destacaron su gran humanidad y su trato amable y cercano.

Padre de obras tan emblemáticas como el Auditorio Provincial (ADDA), la reforma de la Cámara de Comercio, el Hogar Provincial y de viviendas como el Complejo Vistahermosa y edificios en el centro de la ciudad y el Raval Roig, también fue el impulsor del campus de la UA, como recordó Palomar. Para el alcalde, su figura es imprescindible para «entender el Alicante de hoy» y resaltó especialmente sus «reflexiones sobre el modelo urbanístico» de la ciudad y su modelo de Plan General que finalmente nunca se llegó a ejecutar.