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Los enfermos renales que necesitarán de diálisis se multiplicarán por cinco en los próximos años

La asociación provincial contra las enfermedades nefríticas calcula que hay 2.300 pacientes crónicos abocados a hemodiálisis

Pacientes de diálisis en el Hospital General de Alicante. SERGIO FERRÁNDEZ

Los pacientes renales de la provincia que necesitarán la ayuda de una máquina los próximos años para poder vivir se multiplicarán por cinco, según los datos calculados por la Asociación Alicantina Contra las Enfermedades Renales, ALCER. El presidente del colectivo parte de que actualmente suman medio millar los enfermos que ya van a diálisis periódicamente, pero hay otros 2.300 enfermos renales crónicos que «más pronto que tarde» están abocados a la ayuda de estas máquinas en un plazo no muy lejano.

Dado que ahora mismo el 70% de todos los pacientes de la Comunidad con afecciones renales son derivados a centros concertados para su atención con estas máquinas de hemodiálisis, y a la vista de la creciente demanda prevista, desde ALCER se preguntan qué va a pasar si Sanidad no aborda esta necesidad con la suficiente previsión.

Son pacientes a quienes mediante la diálisis se les extraen las toxinas y el exceso de agua de la sangre. Estas máquinas vienen a funcionar como una terapia renal sustitutiva tras la pérdida de la función natural del riñón, y por eso necesitan finalmente un trasplante.

Las graves deficiencias que los pacientes derivados a centros concertados están denunciando ante la asociación alicantina ALCER, que está actuando como hilo conductor para hacer llegar las necesidades más imperiosas ante los responsables sanitarios, pasan por déficits de profesionales acreditados, tanto como de servicios de urgencias, que se consideran vitales en estos casos.

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Desde la Conselleria de Sanidad afirman que cualquier autoconcierto como el acordado con los centros que disponen de máquinas de diálisis, es objeto de seguimiento a través de una comisión específica en la que están representados tanto los propios enfermos, como las concesionarias del servicio y los responsables del servicio de que se trate en los hospitales públicos que tienen asignado ese servicio a modo de adscripción.

Y es a esta comisión de seguimiento sobre el tratamiento con diálisis, que está previsto que se reúna el próximo lunes, hacia la que desde la conselleria desvía la posibilidad de que se introduzcan mejoras en el servicio concertado tras las deficiencias observadas por los pacientes.

El presidente de ALCER, Roberto Oliver, opina que «todos» los pacientes con necesidades actuales de una máquina de diálisis deberían poder ir a hospitales públicos, por lo que sugiere, y así tiene previsto exponerlo ante la citada comisión, que se aumente significativamente el número de máquinas disponibles tanto en el Hospital General de Alicante, que apenas cuenta con 17, como en el General de Elche, donde hay 12. «Si ya resultan claramente insuficientes en la actualidad, no quiero pensar la que se avecina teniendo e cuanta que hay al menos 2.300 pacientes renales crónicos que desgraciadamente las acabarán necesitando también», concreta Oliver.

El ritmo de trasplantes, sin embargo, ha mejorado sensiblemente porque actualmente hay en espera 120 personas cuando ha llegado a haber 500, como asegura este portavoz de los enfermos, a su vez trasplantado ya dos veces.

No obstante, para que este ritmo no decaiga, los centros concertados deben derivar a los pacientes que atienden en la máquina a ser trasplantados, «pero si no se les atiende como debe ser, or ejemplo dotando de sueros de medicación en algunos casos, tampoco puden estar en condiciones de ser trasplantados», concluye Oliver.

«Somos como conejillos de indias para las empresas»

Una de las pacientes directamente afectadas por el deficiente servicio de centros concertados para la diálisis, Isabel Soler, recalca que estas empresas «No son clínicas como en la anterior contrata y sus trabajadores, so jóvenes con seis meses de prácticas que necesitarían un supervisor porque la salud es algo muy serio. Les contratan a bajo coste y a nosotros, los enfermos, nos utilizan como conejillos de indias, Nos llevamos la peor parte», declara.

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