Una guerrilla de marchas moras y cristianas sustituyó ayer a las tradicionales batallas de arcabucería de los Moros y Cristianos de San Blas, en las que los más de cien festeros acreditados tenían previsto detonar 128 kilos de pólvora negra en las calles Soto Ameno y Pintor Gisbert. La Junta de Comparsas conoció el domingo que la Guardia Civil consideraba peligroso el explosivo importado por su excesiva granulometría, viéndose estas fiestas alicantinas privadas de los alardos (hay dos, uno en la embajada mora y otro en la cristiana), por primera vez en su historia.

Pese al enorme disgusto que supuso para la entidad el que se haya roto una tradición de 76 años a solo 24 horas de los actos programados, la Junta de Comparsas reaccionó para intentar ofrecer a los alicantinos una alternativa. Y pensó en una batalla musical para sustituir a los alardos en la trilogía festera, que se completa con las embajadas y las capitulaciones.

En lugar de pólvora, a los festeros les acompañó la música de diversas bandas que tuvieron que buscar en el último momento. «En unas pocas horas hemos tenido que reorganizar las batallas. Decidimos que si no se podía escuchar la arcabucería, se escuchara la música para intentar contrarrestar la imposibilidad absoluta del acceso a la pólvora de unas fiestas tan importantes como los Moros y Cristianos», explicó Joaquín Calpena, presidente de la Junta de Comparsas, que quiso dejar claro que el problema generado era absolutamente ajeno al colectivo. De hecho, la entidad estuvo dos meses de papeleo para conseguir los permisos de traslado del explosivo, reparto y detonación al entrar en vigor una norma más restrictiva.

La razón de que este año no hayan podido acceder a la pólvora está, según les comunicaron el domingo, en la mala calidad del explosivo importado que debe suministrar la única empresa autorizada por el Ministerio de Industria para comercializarla. En San Blas hay indignación con esta situación. Es la primera fiesta afectada pero son más de 80 las ciudades o poblaciones que celebran Moros y Cristianos integradas en la Undef (Unión Nacional de Entidades Festeras) con consumo de pólvora. Los Moros y Cristianos del barrio alicantino, con un recorrido que supera los tres cuartos de siglo, reclama a esta entidad y a las administraciones que se movilicen para buscar explosivos de calidad dado el daño que la supresión de las batallas de arcabucería puede causar a la imagen festera.

«No es solo un problema de Alicante. Son fiestas de interés turístico que se promocionan con el uso de la pólvora y la falta de esa seña de identidad les hacen un flaco favor. La ausencia de pólvora ataca la esencia de una fiesta con un gran impacto económico en toda la Comunidad. Pólvora hay, si no en Alemania, en Italia, y si un polvorín no tiene la adecuada habrá que buscar dónde y de qué manera es posible el suministro», señaló Calpena.

Antes de los alardos, el alcalde inauguró el nuevo local de la Junta de Comparsas en la calle Murcia 1, y se presentaron los cuadros de los embajadores festeros que pintó Gastón Castelló en 1959 y que han sido restaurados.