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Fátima Djarrá: «Hay niñas que mueren pero la comunidad cree que es por magia negra»

«Las mujeres que hemos pasado por la mutilación somos una pieza clave para desmontar los mitos», asegura

Fátima Djarrá: «Hay niñas que mueren pero la comunidad cree que es por magia negra»

La activista de Guinea Bissau Fátima Djarrá asistió junto a la investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona Adriana Kaplan a unas jornadas sobre la mutilación genital femenina celebradas en la Universidad de Alicante que fueron organizadas por el Grupo de Investigación Enfermería y Cultura de los Cuidados.

P ¿En qué consiste su trabajo en Navarra?

R Soy de Guinea Bissau y resido en España desde hace quince años, en Navarra estoy desde hace once con el trabajo de prevención de mutilación genital femenina con Médicos del Mundo, trabajando con la propia comunidad africana residente en Navarra y con profesionales del ámbito sanitario, educativo, social y jurídico. Mi trabajo consiste en formar, informar y sensibilizar a la comunidad africana sobre las consecuencias de la mutilación.

P ¿Por qué las mujeres son las que mantienen la tradición de mutilar a sus hijas en tantos países de África pese a su prohibición?

R Las mujeres africanas han pasado por esto pero no saben las consecuencias. La educación en África enseña que las mujeres tenemos que sufrir y pasar por la mutilación genital porque es una práctica buena para la mujer, para ser esa mujer que toda la sociedad quiere que seamos. Las madres lo hacen porque quieren el bien para sus hijas, quieren que sean puras, valientes, que no avergüence a la familia. Si una mujer no está mutilada y no llega virgen al matrimonio hay problemas con la dote y de vergüenza para la familia. Y la culpa recae en la madre, piensan que no ha educado bien a la hija.

P Pero hay niñas que sufren graves enfermedades e incluso que llegan a morir por haberles practicado la mutilación genital, ¿pesa más la tradición que esta realidad en las etnias que la practican?

R Las propias mujeres son guardianas de la tradición. Todas saben lo que sufren, pero la educación les ciega y sufren en silencio. Hay niñas que mueren por la mutilación pero la comunidad piensa que es por causa sobrenatural, de magia negra o vudú. Se tapan los ojos y piensan en la superstición. Una mujer no va a reconocer que su hija ha muerto a causa de la mutilación genital. La creencia que sustenta esta tradición es muy grande y hay que ir desmontando esos mitos y creencias que nos han inculcado toda la vida. Para ello hay que hacer un trabajo de campo con la propia comunidad y que tomen conciencia de que realizar esta práctica es perjudicial para la sociedad y para las niñas.

P ¿Qué papel juegan las mujeres que como usted han sufrido esta práctica en su erradicación?

R Somos una pieza clave para desmontar los mitos, en la sensibilización y formación y para concienciar a las familias. Al principio para una persona que lo ha pasado es difícil hablar del tema, la gente te ve como un bicho raro, pero cuando toman conciencia se convierten en la voz de las mujeres que lo viven en silencio. Si nosotras no damos ese paso no se erradicará la mutilación.

P Por lo que ha comentado durante la charla parece que la mutilación genital es más un rito de iniciación que un aspecto religioso.

R Es un rito cultural. En Guinea Bissau la mayoría de etnias que practican la mutilación genital pertenecen a la religión musulmana, pero no tiene nada que ver con ella. Es tradición, algo cultural. Otras etnias musulmanas de Guinea no practican el rito de iniciación, la enseñanza y sumisión de las niñas en el bosque. Es un gran sufrimiento. El físico y otro gran sufrimiento que no es humano. Las familias quieren que pases por eso porque así ya perteneces a la comunidad.

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