Monseñor, capellán pontificio, vicario episcopal y deán del Cabildo de San Nicolás, Manuel Marco, lo fue casi todo en la Iglesia, y quienes lo conocían destacaban además de su vasta formación su carácter amable y cercano y su bonhomía.

Marco nació en Callosa del Segura en 1929, el mismo lugar donde ayer fue enterrado. Tenía dos hermanos, Concepción y Antonio, y varios sobrinos que ayer le despidieron junto a su otra gran familia, la eclesiástica. Su cuerpo fue recibido en la Concatedral por el Cabildo, que lo acompañó hasta los pies del presbiterio para cumplir con el antiguo rito de cantar la antífona a San Nicolás.

Acto seguido el obispo, Jesús Murgui, concelebró la misa corpore in sepulto junto a los obispos eméritos Rafael Palmero y Victorio Oliver. También participaron en la Eucaristía otros diez sacerdotes.

Tal y como se destacó durante la celebración «vivió para enseñar. Esta fue su vocación y su pasión». Y lo hizo durante gran parte de su vida en el seminario, formando a varias generaciones de sacerdotes en Alicante.

De formación jesuíta, su inquietud intelectual le llevó a licenciarse en Teología, Filosofía y Periodismo. Además era amante de las artes y de la música clásica. Todos esos conocimientos fue los que transmitió en vida y sembró en miles de seminaristas.

De carácter abierto y comunicador, Manuel Marco colaboró durante años con INFORMACIÓN a través de una columna en la que hablaba de las noticias que se producían en el seno de la Iglesia, comentaba las pastorales de los obispos o las encíclicas del Papa y en general trataba de acercar la Iglesia a los lectores.

Marco recibió la ordenación sacerdotal en Comillas el 11 de julio de 1954. Desde entonces pasó por la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Alicante, fue profesor en el Seminario Mayor diocesano y capellán de las Hijas de la Caridad del Colegio San José de Carolinas. También fue consiliario diocesano hasta que en 1967 fue nombrado vicario episcopal. Desde 1968 se integró en el Cabildo de la Concatedral de San Nicolás, donde desempeñó el cargo de deán durante catorce años. También fue director del secretariado diocesano de Ecumenismo y de la Comisión diocesana para la Doctrina de la fe.

Su vocación periodística le llevó a ser el primer director de Radio Popular y del secretariado para los medios de comunicación.

Una vida rica e intensa tanto a nivel espiritual como académico que compartió con el resto de sacerdotes y con los fieles desde los innumerables cargos que ocupó. INFORMACIÓN se une al pésame por el fallecimiento de este sacerdote alicantino alegre y bondadoso que dedicó su vida a intentar explicar la fe.