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Espirulina a gran escala

Una empresa de base tecnológica de la UA prevé lograr la mayor producción de algas de España gracias a una nueva forma de cultivo

Tanques semilleros que se utilizan para la producción de espirulina. Isabel Ramón

La empresa de base tecnológica surgida en la Universidad de Alicante (UA) Space Farmers prevé lograr la mayor producción de espirulina de España gracias a una nueva tecnología de fotobiorreactores que han desarrollado y van a patentar en breve.

«Actualmente se producen 2,5 toneladas al año de espirulina en España y nosotros vamos a llegar a las 30 toneladas», asegura Miguel Sánchez de León, uno de sus fundadores.

La industria alimentaria «cada vez demanda más este producto por sus valores nutricionales, pero no existen fuentes de suministro estables», indica este experto. Por este motivo decidieron reconducir una patente lograda por el catedrático de Ingeniería Química Antonio Marcilla, desarrollada para convertir algas en biocombustible y utilizar esos conocimientos para la producción destinada a alimentación, farmacia, piensos, cosmética y fertilizantes.

El gran problema con el que se topan los productores de este tipo de alga, que en el caso de Space Farmers es ecológica, es que las plantas están al aire libre y la espirulina necesita un clima cálido, explica Sánchez de León.

«Hemos desarrollado un nuevo tipo de fotobiorreactores industriales de bajo coste», indica. Con este sistema conseguimos «triplicar la productividad media de los sistemas abiertos y multiplicar por tres los meses de producción de espirulina ecológica de alta calidad». «La continuidad en la producción sin estacionalidad nos permite comercializar producto en fresco -refrigerado y congelado- y en seco -a baja temperatura o liofilizado-», añade.

Además, según destaca, «hemos conseguido que su sabor a mar sea agradable, al final es parecido al aguacate».

Tras dos años de investigaciones, en Space Farmers seleccionaron una cepa de las once que han testado que es «fácil de recolectar y de alta calidad». En una sala guardan en probetas una copia de seguridad del perfil genético de cada cepa por si por algún motivo se perdiera la que les funciona mejor.

Bollería y zumos

Las empresas de alimentación demandan espirulina para añadirla a sus productos, que pueden ser desde pasta hasta bollería pasando por chocolates y zumos. También se han puesto en contacto con esta empresa, que se acaba de vincular al parque científico de la Universidad de Alicante, empresas cárnicas con la idea de alimentar a sus animales e incluso otra empresa del parque, Bioflytech, dedicada a producir harinas a base de insectos. «También estamos cerrando acuerdos con empresas para comercializar y desarrollar probióticos, piensos ecológicos y bioestimulantes», añade el socio.

Por su parte, Marcilla señaló que se trata de «un sistema innovador de fotobiorreactores que garantiza un producto libre de contaminantes y con una calidad óptima».

De hecho, la idea de los tres socios fundadores de esta empresa, Marcilla, Sánchez de León y José Navarrete, es «vender» también la tecnología a grandes empresas que necesiten tener en sus instalaciones cantidades industriales de espirulina para añadir a sus productos y que por su volumen les resulte rentable instalar su propia planta.

«La planta normal que crece de forma espontánea produce un par de cosechas al año al estar muy condicionada por la luz del sol y la temperatura. En invernadero puede tardar en cosecharse entre 7 y 15 días, pero cuando investigamos para desarrollar biocombustible logramos reducir ese tiempo a 3-4 días», indica el catedrático.

Ampliación de capital

Space Farmers está en estos momentos ultimando su planta de producción en el parque científico para lo que cuentan con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (Cdti) dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

La empresa está inmersa en estos momentos en una ampliación de capital. En ella los pequeños inversores pueden participar a partir de 3.000 euros, mientras que las empresas tractoras e inversores privados pueden participar aportando desde 50.000 euros -por un 5%- hasta los 200.000 euros -por el 20%-. El valor actual neto del proyecto asciende a 2.908.516 euros.

La financiación del proyecto de I+D y la constitución de la Empresa de base tecnológica (EBT) se ha realizado con fondos propios, destacan sus socios. «Hemos invertido dos años de trabajo y más de 60.000 euros en I+D», concluyen.

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