Las emisiones de los vehículos por las calles, el movimiento de graneles en el Puerto, el funcionamiento de las industrias, el problema de los microplásticos. La población parece estar cada vez más concienciada de la necesidad de reducir la contaminación, pero pocos piensan en el aire que respiramos cuando se queman en un intervalo de cuatro horas 180 hogueras entre adultas e infantiles compuestas de madera, poliestireno expandido, papel y pintura.
De hecho ni siquiera existen estudios conocidos que cuantifiquen de una manera científica qué supone la noche de la Cremà para el medio ambiente. Pero si que se pueden comprobar los datos que arrojan los medidores de la Red de Vigilancia y Control de la Contaminación Atmosférica que la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica tiene repartidos por la ciudad. Y estos dicen que si la media de pequeñas partículas contaminantes a lo largo del año es de 20 microgramos por metro cúbico, la noche del 24 de junio se doblan hasta alcanzar los 40 microgramos.
La catedrática de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante (UA), Adoración Carratalá, explica que «es muy complicado conocer el alcance real de la Cremà en la salud y en el medio ambiente porque las estaciones medidoras no están en el centro de la ciudad. Al mirar las cifras de la estación de El Pla observamos que las micropartículas se duplican pero es posible que las cifras sean mayores». No obstante, esta experta añade que «tampoco se observan los valores más elevados del año en Hogueras» de emisión de estas partículas. Cabe recordar que el pasado mes de febrero Alicante tuvo el dudoso honor de registrar la mayor punta de polución por ozono registrada en toda España por los efectos climáticos.
La brisa ayuda a dispersar los contaminantes y a repartirlos por eso si se produce un fenómeno como el de inversión térmica que impide las corrientes, las cifras se disparan.
El principal problema está en la combustión, apunta la catedrática. «Una buena combustión donde se alcancen temperaturas de más de 800 grados y no se encuentren zonas con defecto de aire puede producir únicamente CO2 y agua en el caso de un polímero como el poliestireno», asegura. «Sin embargo para ello debería estar finalmente dividido en una corriente de aire. En las hogueras no se dan estas condiciones, se producen numerosas zonas deficitarias en oxígeno y zonas con temperaturas entre 200 y 400 grados donde se generan gases y partículas muy finas de carbono elemental, que son las que generan el humo negro, y de carbono orgánico y compuestos semivolátiles como los PAHs (hidrocarburos aromáticos policíclicos)».
«Esta misma situación ocurre en la quema de biomasa en la agricultura y en los incendios forestales que están consideradas como fuentes importantes de emisiones que intentan reducirse», advierte Carratalá. El «quid» de la cuestión es que es inviable alcanzar 800 grados a cielo abierto, tendrían que quemarse en un horno.
Según los datos aportados por el Gremio de Artistas de Hogueras de Alicante, en una Hoguera Especial, las más grandes de cuantas se plantan en la ciudad, se utilizan aproximadamente 3.000 kilos de madera, 300 kilos de corcho blanco o poliestireno, 300 kilos de papel y 300 litros de pintura. Así, los 180 monumentos podrían quemar unos 300.000 kilos de materiales.
«Realizar una estimación de las emisiones totales, no sólo de partículas, procedentes de la combustión de todo este material es bastante arriesgado por el número de factores condicionantes y la falta de tasas de emisión específicas. Una posible forma de estimarlas podría realizarse recogiendo y pesando las cenizas una vez secas. Lo que no esté en las cenizas ha pasado al aire», propone Carratalá. Las concentraciones más elevadas de contaminantes están en la pluma de la hoguera aunque también, una vez depositados en el suelo, pueden resuspenderse en la atmósfera en días posteriores, alerta la profesora universitaria.
La buena noticia es que la emisión de contaminantes procedentes de las hogueras se produce sólo una vez al año, aunque la catedrática aconseja que en la medida de lo posible la población evite respirar ese humo negro que se desprende de la Cremà ya que afecta a las vías respiratorias y al corazón, especialmente quienes padezcan algún problema de salud previo.
Carratalá coincide con el catedrático de Física Aplicada y director del Laboratorio de Contaminación Atmosférica de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), Javier Crespo, en demandar que al menos se evalúen de una manera seria los efectos medioambientales de la Cremà y de las mascletás como primer paso para poder entre todos reducir sus efectos adversos. «Los poderes públicos son los que tienen que dar el primer paso», concluye Crespo. Tal y como está planteada la Fiesta incluso para los propios artistas es difícil encontrar alternativas para construir hogueras menos contaminantes, indica el presidente del Gremio, Joaquín Rubio. Carratalá también ve complicada la sustitución del poliestireno y apunta que quizá deban plantearse la disminución de materiales o del número de hogueras.
Sin embargo, en la Universidad Politécnica de València ya están probando un material nuevo, el hyperin, fabricado a partir de paja de arroz que podría sustituir al poliestireno. Se trata de un aislante térmico y acústico, ecológico, con resistencia al fuego superior a 240 minutos, regulador de la humedad, versátil y fácil de trabajar, además de económico por ser un residuo agrícola.
«Si tenemos otro material que nos permita trabajar con la misma facilidad que el corcho blanco y además es menos contaminante por supuesto que lo utilizaríamos», asegura Rubio. En las hogueras, como en la mayoría de las actividades, las tendencias van cambiando y desde hace varios años se adoptó el poliestireno como el mejor material por su escaso peso y facilidad de manipulación con las nuevas técnicas constructivas de impresión en 3D y demás avances. «Nos da un mayor volumen y lo empezamos a utilizar porque cerraron la fábrica de cartón que nos suministraba a la mayoría», argumenta el presidente del Gremio de Artistas. Pero asegura que cada vez «estamos más concienciados con el medio ambiente» y destaca que desde hace años «todo el material sobrante de los talleres se recicla».
En el mundo de la Hogueras existe cierta preocupación con el tema. El vicepresidente de la Federación de Fogueres Conrado Albadalejo así lo confirma, aunque de momento se quede en conversaciones informales. «Si el material que puede sustituir al poliestireno funciona lo apoyaremos y nos sentaremos con Ayuntamiento y Gremio de Artistas para avanzar juntos en posibles soluciones», avanza Albadalejo. Por su parte, el concejal de Fiestas y expresidente de la Federación, Manuel Jiménez, admite que en lo que respecta a Fiesta y Medio Ambiente «queda mucho por hacer» aunque destacó que la toma de conciencia con los problemas medioambientales «ya ha llegado a las Hogueras».
Las mascletás provocan una elevada concentración de aerosoles
Personas con problemas respiratorios, niños y ancianos deberían evitar respirar el humo tras la explosión
«Las mascletás provocan una elevada concentración de aerosoles en corto espacio de tiempo y con una gran densidad de público cerca», advierte el catedrático de Física Aplicada y director del Laboratorio de Contaminación Atmosférica de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), Javier Crespo.
Este experto realizó hace unos años un informe sobre el impacto de las mascletás, es decir, sobre los compuestos químicos que liberan a la atmósfera y los efectos que las partículas pueden causar sobre la salud. Aunque, según indica el propio autor, actualmente la Guardia Civil realiza más controles, en su momento llegaron a encontrar la presencia de materiales prohibidos en algún espectáculo como puede ser el plomo. No obstante y suponiendo que no se utilicen materiales prohibidos la explosión de los «permitidos» ya supone una alta concentración de diferentes metales en forma de nubes de aerosol que pueden dejar partículas en suspensión en el aire hasta que la brisa las va alejando y dispersando. Calcio, hierro, silicio, titanio, cloro, estroncio, magnesio y bario pueden estar presentes en las mascletàs, entre otros. De manera que Crespo recomienda a personas con problemas respiratorios, niños y ancianos que no se acerquen tanto como para respirar el humo.
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