Más de 32.000 firmas en una plataforma de internet recogidas en 24 horas denuncian la dificultad del examen de la asignatura Matemáticas II en las pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) que acometen estos días más de 20.000 estudiantes valencianos. Los firmantes triplican los alumnos que han hecho ese examen. Pero, ¿estamos de verdad ante la prueba más duro de la historia de la selectividad? Los alumnos defienden que sí, mientras que los cuatro profesores de Matemáticas consultados por INFORMACIÓN no ven una dificultad extraordinaria con respecto a otros años, aunque si coinciden en que es más compleja que la de 2018. La del año pasado fue la más fácil de la década con una nota media de 7,235 puntos, cuando el resto de años oscila entre el cinco y el seis.

El presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (Fesmp), el valenciano Onofre Monzó, considera que «la dificultad de la prueba está en la media de los últimos 20 años, de hecho no ha evolucionado nada en todo este tiempo». «¿Que es más difícil que el año pasado? Sí, pues en 2018 fue muy fácil y tal vez los alumnos esperaban que estuviera en la misma línea, de ahí las quejas», dice.

«Todo está en el temario»

Para Monzó, muy crítico con la comisión coordinadora de las PAU en la Comunitat desde siempre porque no permite el uso de calculadoras gráficas, «todos los contenidos planteados en el examen están en el temario de 2º de Bachillerato, y precisamente no son la parte más difícil del mismo». Entre las dos opciones que podían elegir los alumnos, señala que la B era «más complicada que la A, pero esta última sin embargo era más larga».

Gema, profesora de Matemáticas en un Instituto público de Educación Secundaria (IES) de l´Horta Sud ha llevado dos grupos de Bachillerato a las PAU. También ve larga la opción A: «los alumnos tienen una hora y media para hacerla, y a mi, que llevo 30 años dando clase, me ha costado una hora y tres cuartos». «Yo no digo que el examen de este año sea más difícil que los anteriores, pero lo que sí ha sido es muy puntilloso en los planteamientos, lo que ha obligado a los alumnos a pararse a pensar continuamente», lamenta. «Dos terceras partes de la prueba son preguntas normales, pero el tercio restante que es el que necesitan aquellos van a por nota ha sido muy pejiguero», dice. Esta docente piensa que la nota media de este ejercicio «bajará unos cuatro puntos con respecto al 7,2 del año pasado».

Un teorema que vale 0,33 puntos

El decano de la Facultat de Matemátiques de la Universitat de València, Juan Monterde, acaba de hacer el polémico examen cuando atiende a INFORMACIÓN: «Yo lo he visto bien, las preguntas son como las que se han puesto en años anteriores y se ajustan al temario». «La dificultad -prosigue- estriba en que el alumno entienda lo que quieren decir los conceptos sobre los que se le pregunta, pues aunque conozca las fórmulas igual no sabe razonar su aplicación».

Otra de las quejas es que se haya pedido aplicar el teorema de Rolle, algo q ue no sale en la PAU «desde 1981», según Gema, aunque está en el temario de la asignatura. Monzó opina que «es un error por parte del docente dejar de impartir, y un riesgo para el alumno no estudiar, lo que figura en el currículo porque hace años que no sale en la selectividad». Monterde, por su parte, insiste en que la aplicación de este teorema «solo supone 0,33 puntos de los 10 de la prueba».

«No se ha ido a matar»

El coordinador de las PAU en la Comunitat y profesor de Álgebra en la Universitat Jaume I de Castelló, Antoni Gil, niega que se haya ido «a matar» con este tipo de examen. Admite, eso sí, que «tiene dos o tres detalles que no están planteados de forma estándar con el fin de que el alumno piense y reflexione». «El 80 % de la prueba es convencional, pero tiene que haber una parte que sirva para seleccionar a los mejores alumnos», defiende.

La viralización de las firmas en internet no es nueva, en la PAU de 2018 un alumno que al final acabó logrando un 10 en Matemáticas Aplicadas recogió más de 20.000 apoyos en su denuncia de la dificultad de dicho examen aunque nadie reclamó ante la comisión gestora. Gil, que dice estar «inmunizado» ante las firmas en internet, recuerda que «la mayor o menor dificultad de un examen no es motivo de impugnación». Las causas de anulación son dos, que las preguntas no incluyan contenidos del temario o que estén mal planteadas, y «esto no se da en este examen».