Las playas de San Gabriel y Agua Amarga en Alicante han sido incluidas este año en el informe «Banderas negras», que elabora la organización Ecologistas en Acción tras analizar la situación de los arenales españoles. A estas dos polémicas playas del municipio de Alicante, afectadas por los vertidos desde el emisario de San Gabriel y el barranco de las Ovejas, se une también otra enseña negra para el restaurante de la isla de Benidorm, envuelto en una maraña legal. El resto de las playas no presentan problemas.

La playa de San Gabriel formaba parte de la antigua playa de Babel, hoy en día desaparecida por la ampliación del Puerto de Alicante En comparación a muchos otros lugar de la costa de Alicante, el impacto de las aguas residuales se suele notar durante todo el año.

El informe señala que en 2018 se llegaron a detectar 245 bastoncillos durante la primavera y 134 en verano, algo totalmente inusual en el resto de playas de la provincia. «Es posible que estos vertidos provengan de un cauce de agua temporal, Barranco de les Ovejas, que aporta residuos a la playa, sobre todo después de las lluvias», apunta Ecologistas.

También se han encontrado toallitas húmedas y tampones con sus aplicadores, que se echan al váter junto con los bastoncillos de plástico y «acaban llegando al medio marino cuando el sistema de depuración de la zona no funciona adecuadamente». Además, la ampliación del Puerto de Alicante redujo la circulación de la masa de agua que se encuentra frente a la playa. Esto, junto a las elevadas temperaturas en verano y la aportación de nutrientes que debe recibir la zona desde tierra, provocan que hayan colonias de microalgas que pueden ser perjudiciales para los usuarios de la playa. «Si no se ponen soluciones quizá deba plantearse la opción de prohibir el baño en dicha playa, o al menos, que se informe a los bañistas del peligro al que se exponen», subraya el informe.

En cuanto a la playa de Agua Amarga, a dos kilómetros de la de San Gabriel, ésta forma parte de un tramo costero con plataforma rocosa y alguna cala donde la gente va mayoritariamente a pescar, o a pasar el día. Hay vehículos y caravanas prácticamente durante todo el año, aunque aumentan su número en verano. En esta zona también hay evidencia de aguas residuales, sin embargo, los problemas más numerosos están relacionados con la pesca desde costa (sedales, anzuelos, cajitas de cebo, tubitos de luz,) y con los usuarios (colillas, botes, botellas, envoltorios, papeles, garrafas, parrillas). También hay bastantes residuos provenientes de la construcción, según el informe.

En 2018, varios estudios sobre residuos en playas llevados a cabo en la provincia determinaron que el problema sigue presente y se incrementa en verano. «El tramo que comprende Agua Amarga, a pesar de los residuos presentes, tiene un alto valor ambiental que es necesario proteger. Hacia el interior se encuentra una zona de salina o humedal con especies de flora y fauna muy sensibles a la modificación del entorno por parte del ser humano»,asevera Ecologistas en Acción. De hecho, se quiere ampliar el aeropuerto y urbanizar la zona, lo que terminará afectando a las especies.