«Mucho éxito, mucha suerte. Ha sido un verdadero placer. Se levanta la sesión». Así despidió ayer el alcalde en funciones de Alicante, Luis Barcala a sus compañeros de Corporación Municipal 2015-2019. Con quince escasos segundos de tiempo, se puso el punto y final a un mandato muy polémico, donde los 29 ediles han protagonizado infinidad de enfrentamientos dialécticos, que ayer se dejaron de lado. El pleno para aprobar las tres sesiones plenarias celebradas en abril -dos extraordinarias y una ordinaria- destacó por los besos, abrazos y carantoñas entre concejales que aprovecharon que compartían el salón de plenos por última vez, después de cuatro años acudiendo a este lugar, convertido en su «campo de batalla» político.
Buenos deseos, unos más afectivos que otros, entre concejales que abandonan en su gran mayoría el Ayuntamiento de Alicante. De hecho, de 29 componentes de la corporación, tan solo seis han conseguido esta vez acta de concejal. Veintitrés políticos dejan de ser ediles alicantinos, algunos de ellos después de varios años como cargo público, tanto en el gobierno como en la oposición. Pero ayer no fue el día de las lágrimas, que sí afloraron en el último pleno ordinario, sino más bien de los corrillos simpáticos, de las bromas y de los chascarrillos entre «compañeros» que han protagonizado muy serios enfrentamientos y que, dentro de 48 horas, cada uno comenzará un camino muy distinto.
Diálogo cordial
Este es el caso de dos portavoces municipales, la socialista Eva Montesinos (que llegó a ser alcaldesa unos meses), y el líder de Guanyar Alacant, Miguel Ángel Pavón (vicealcalde durante el tripartito). Los dos dialogaron unos minutos de forma cordial con el popular Luis Barcala, a los que también se sumó el portavoz de Compromís, Natxo Bellido. La quinta portavoz, Yaneth Giraldo no asistió al pleno de Alicante por estar en el pleno de investidura de las Cortes.
Entre las imágenes para el recuerdo, dos son muy significativas. La última vez que Mari Ángeles Goitia -12 años edil- se sentó en el pleno, sin hacer aspavientos, al lado de Luis Barcala, al que permitió ser alcalde. Y la salida del salón de la tránsfuga Nerea Belmonte, con gesto de felicidad, ayudada de unas muletas, mientras Pavón contaba que volvía a la arquitectura y a la defensa de los humedales.
