El suicidio es la segunda causa de muerte en la provincia entre los menores de 30 años. Una realidad silenciada durante años que preocupa a los expertos puesto que las cifras van en aumento. El hecho de que la semana pasada una adolescente malaya preguntara en Instagram si debía o no quitarse la vida y que lo consumara después de que el 69% de sus seguidores le respondieran afirmativamente pone sobre la mesa de nuevo este fenómeno unido al del papel de las redes sociales.
El catedrático de Psicología de la Salud y director del Grupo Aitana de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que estudia los problemas psicológicos en niños y adolescentes, José Pedro Espada, aseguró que «por el momento no hemos detectado casos de adolescentes que exponen ideas suicidas en redes sociales». En su opinión, el caso de esta menor «afortunadamente es muy poco frecuente». No obstante, alertó del peligro de que adolescentes sean objeto de acoso o burlas a través de las redes, lo que puede ocasionar problemas de autoestima, ansiedad o depresión entre los jóvenes. Y también del riesgo de que los menores frecuenten foros en internet en los que se ofrece una visión del suicidio como liberación o como idea romántica.
La influencia de las redes sociales en los suicidios de jóvenes aún no está lo suficientemente estudiada, pero el Instituto Nacional de Estadística ofrece los datos de esta cruda realidad. En 2017, se suicidaron 397 personas en la Comunidad Valenciana, de las que 25, cerca del 6%, tenían menos de 30 años. Dos eran menores de 15 años. En la provincia fueron 147. El año anterior fueron 336 las personas que murieron por esta causa en la Comunidad, de las que 23 tenían entre 15 y 29 años y no aparece ninguna víctima menor de quince años. Así, se convierte en la segunda causa de muerte en esa franja de edad, por detrás de los accidentes de tráfico, que se llevaron la vida de 37 jóvenes menores de 30 años en la Comunidad en 2017.
Espada matiza que en España se registran las tasas de suicidio más bajas de Europa, pero aún así su grupo de investigación ha realizado estudios que resultan alarmantes. De 221 alumnos de instituto de la provincia a los que realizaron cuestionarios, el 12,8% mostraron riesgo de suicidio. El 13,8% presentaba depresión y el 12,4% baja autoestima. La relación entre depresión, baja autoestima y riesgo suicida «es clara», afirman en el estudio. Por eso alertaban de la necesidad de poner en marcha programas preventivos en los centros escolares, así como realizar estudios con muestras más amplias para ahondar en la detección precoz.
En cuanto a los factores de riesgo, en jóvenes y adolescentes los problemas familiares y de pareja suelen ser las causas más frecuentes. En niños más pequeños las situaciones de acoso que dan lugar a indefensión y a depresión son también situaciones ambientales que pueden predisponer al suicidio, explicó este experto.
La depresión es un trastorno asociado al suicidio, aunque no todas las personas que se suicidan la padecen. Y en el caso de niños y adolescentes es más difícil detectarla que en los adultos , alertó Espada. Puede presentarse por un trastorno psíquico pero también en situaciones de maltrato, problemas graves en casa y acoso escolar.
Por su parte, el coordinador del teléfono de La Esperanza en Alicante, Germán Ricardo, indicó que el año pasado cuantificaron 1.200 llamadas relacionadas con el suicidio. De ellas en unas 50 se apreció un plan concreto para llevar a cabo el suicidio y en tres la persona estaba cometiéndolo en el momento. Además, se han posicionado tanto en Instagram como el Facebook para prestar ayuda y ya les llegan peticiones por esta vía, unas 180 el año pasado. El Teléfono de la Esperanza se ha involucrado en el Plan de Prevención puesto en marcha por la Conselleria de Sanidad, uno de los primeros implantados en España.
La plataforma Life de Prevención del Suicidio, bloqueada por falta de fondos
El proyecto de la Universidad de Alicante detecta comentarios de riesgo en las redes sociales para poder evitar que se lleven a cabo
Detectar riesgo de suicidio y de acoso en las redes sociales para poder atajarlas. Ese es el objetivo de la Plataforma Life de Prevención del Suicidio impulsada por investigadores informáticos de la Universidad de Alicante (UA), que en estos momentos se encuentra en el aire por carecer de la financiación suficiente para implantarla. El investigador principal, José Manuel Gómez, explica que ya han probado su porcentaje de éxito, que alcanza el 74% y que aumentaría si pudieran continuar con el trabajo.
«Está comprobado que las personas utilizan ciertas frases o emplean ciertas palabras y que las redes sociales son una fuente muy valiosa de información puesto que la mayoría de jóvenes las utilizan», asegura.
El sistema que han ideado es «muy laborioso porque el sistema tiene que aprender para después poder detectar los mensajes de riesgo y se necesitan muchas muestras. Además, lo hacemos en español y en inglés para abarcar a más población», añade Gómez.
Durante dos años contaron con financiación de la Fundación BBVA, pero se cortó el año pasado y están parados desde septiembre pasado. «Hemos vuelto a pedir esa ayuda pero aún no han resuelto la convocatoria. También hemos solicitado algún proyecto europeo pero no ven clara su implantación y nos aconsejan que sea una empresa privada la que financie el proyecto y en eso estamos pero no es fácil porque nosotros somos investigadores, no expertos en marketing», indica Gómez. Además, lamenta que el proyecto, que podría ayudar a miles de personas en todo el mundo, no salga adelante cuando sólo queda un paso más antes de poder implementarlo. «El sistema respeta el anonimato y podría permitir ponerse en contacto con la persona en riesgo para intentar ayudarla», concluye.
