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Raval Roig, el barrio extramuros en el olvido

Los vecinos se quejan de la alarmante falta de inversión - Una trampilla del alcantarillado lleva 6 meses rota. «Somos el único distrito sin local de reunión»

Acera de la calle Virgen del Socorro en la que la tapa del alcantarillado está cubierta con un palé. PILAR CORTÉS

«Nosotros aquí decimos... vamos a Alicante porque seguimos estando extramuros. ¿Qué ocurre? Que se olvidan de nuestro barrio. Todos los partidos políticos, todos, vienen a vernos y... punto; hacen poco caso o ninguno a nuestras necesidades y reivindicaciones». Éste es el sentir de Alfredo Llopis, vecino de Raval Roig, de 63 años, que, a falta de una asociación de vecinos que los coordine, se erige como representante de ellos. Acompañado por José Luis Ortín, de 70 años y también vecino de este barrio, explica, dossier en mano, las carencias y necesidades de esta zona.

Como muestra un botón: en la calle Virgen del Socorro, a la altura del número 13, una trampilla de alcantarillado lleva más de seis meses rota, según explican, y, por si fuera poco, desde hace unos quince días está cubierta a modo de tapadera por un trozo de palé de madera semidestrozado. Algo que, además de incómodo, impide transitar por la acera.«No hay que olvidar que por esa acera a diario pasan tanto personas mayores, éste es un barrio de población mayor, como niños que van al Colegio Público San Roque, a apenas 1 kilómetro de esa avería en la acera», explica Llopis.

En este barrio, con una población de 2.000 personas que en verano se duplica (al ser zona de segunda residencia para personas del interior de la provincia, de otras comunidades, y de extranjeros), se quejan por carecer de un local social público.

«Somos el único distrito que no dispone de un equipamiento social municipal como una sala de uso polivalente o un local en el que podamos reunirnos y organizar actividades. Además ahí tendríamos espacio para nuestra Mayordomía de Fiestas, nuestra Cofradía de Semana Santa, el Morenet, y nuestra colla de nanos».

Tampoco están contentos con la suciedad en las calles, las pintadas o las filtraciones de agua de la muralla del Castillo de Santa Bárbara, que forman un charco al final de las escaleras por las que se baja a la playa del Postiguet y a la calle Joveyanos, la continuación de la avenida de Dénia.

A la playa también se accede en el ascensor que, cada dos por tres, está averiado, como consecuencia de actos vandálicos. Para los vecinos, se estropea con mucha frecuencia y además su interior y el exterior está muy sucio.

El Raval Roig ha tenido hasta hace tres años su propia asociación de vecinos. Conscientes de su potencial, sus señas de identidad y su valor histórico, con asociación o sin ellas, en el barrio no bajan la guardia. Siguen defendiendo que también cuentan en la ciudad.

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