La provincia de Alicante está dejando de ser el dorado para los jubilados de la Europa rica, que hasta hace unos años encontraban en la Costa Blanca el lugar de retiro perfecto gracias al clima y a los beneficios económicos. Pensiones que en Inglaterra o Alemania daban para vivir con estrecheces permitían a estos jubilados llevar una vida holgada en nuestro país.

Sin embargo, en los últimos cinco años, la cifra de empadronados europeos mayores de 65 años no ha hecho más que caer, especialmente en el caso de los británicos, alemanes y noruegos. En el año 2013 residían en Alicante cerca de 97.000 extranjeros mayores de 65 años. Según los datos del último padrón del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes al pasado año, ahora son 57.000. La población de jubilados procedentes del Reino Unido se ha reducido durante estos años en 20.000 personas y la colonia de alemanes en 12.000. Significativo también es el descenso de finlandeses o suecos, cuya presencia se ha reducido a la mitad.

Las razones que explican esta caída de población, según los expertos, son varias. Una de las principales, el aumento del coste de la vida en nuestro país está haciendo que a muchos de estos extranjeros ya no les salga tan a cuenta vivir al calor del Mediterráneo. «Los precios en nuestro país han aumentado mucho y realmente ya no hay tanta diferencia como había hace unos años. Se nota, por ejemplo, cuando sales a comer o a cenar a un restaurante, te gastas casi lo mismo aquí que en otras grandes ciudades europeas», señala José Vicente Sánchez, profesor de Geografía de la Universidad de Valencia. El aumento de los precios en España ha ido además acompañado de una pérdida de poder adquisitivo de la clase media europea durante los años de la crisis, lo que hace que el nivel de vida con España se haya equilibrado.

Motivos económicos, pero también demográficos. El paulatino envejecimiento de estos extranjeros también está propiciando que decidan regresar a sus países de origen para vivir allí, junto a sus hijos y nietos, sus últimos años.

Un flujo de población que retorna, bien porque se hacen mayores o porque las condiciones económicas ya no les son tan favorables, sin que haya un remplazo de nuevos jubilados que escojan la provincia como retiro dorado. «Estos extranjeros solían comprar pequeños chalets o bungalows en localidades del norte de la provincia o Torrevieja. Cuando fallecen, sus hijos deciden vender estas propiedades en lugar de conservarlas para ellos», explica Tomás Mazón, profesor de Sociología de la Universidad de Alicante y experto en flujos migratorios. En el caso concreto de Reino Unido, que en los últimos cinco años, ha perdido cerca de 20.000 jubilados, el Brexit también está haciendo mella en esa falta de reemplazo de población que emigra a nuestro país. «Quienes se están jubilando ahora prefieren esperar a que se aclare en qué va a quedar la salida de Reino Unido de la Unión Europea», afirma Mazón. El Brexit, a juicio del José Vicente Sánchez, también estaría adelantando el regreso a sus países de muchos británicos mayores temerosos de la situación geopolítica. Con todo, la británica sigue siendo, y con mucha diferencia, la mayor colonia de jubilados en la Costa Blanca.

Competencia de otros países

A los motivos económicos, geopolíticos y de envejecimiento que justifican este descenso de población extranjera, los expertos también suman la competencia de otros destinos, más atractivos para las nuevas generaciones de jubilados europeos. «Los escandinavos han optado en los últimos años por comprar casas en Grecia, ya que es un destino mucho más barato que España y donde la costa está mucho menos machacada que aquí», sostiene Mazón. En la misma línea, los alemanes prefieren pasar sus años de jubilación en Croacia, «atraídos también por la conservación de la naturaleza» y Turquía se está imponiendo como un país atractivo para vivir, «gracias a la estabilidad política y social que vive el país y a que los precios son mucho más baratos que en España». Una competencia que puede ir en aumento en los próximos años si se impone la estabilidad social y política en países como Egipto o Túnez y que, en la misma línea que Turquía o Grecia, ofrecren viviendas a un menor coste que en nuestro país y una mayor conservación de la naturaleza.

Consecuencias

La suma de extranjeros que se marchan y el menor interés de los nuevos jubilados europeos por nuestra provincia está provocando, a juicio de expertos como José Vicente Sánchez, la «tormenta perfecta» para muchos de los municipios alicantinos destino de estas colonias de jubilados extranjeros. Y es que las consecuencias no son pocas si se tiene en cuenta que en localidades como Alfaz del Pi, Calpe o Finestrat, la población extranjera llegaba a ser mayoritaria en el año 2013.

«La situación es preocupante y de continuar esta tendencia, las consecuencias serán muy negativas y no sólo por los ingresos económicos que se pierden al marcharse esta población», advierte José Vicente Sánchez. En municipios de la Marina Alta o de la Vega Baja, donde la mayor parte de los vecinos son extranjeros, las consecuencias pueden ir más allá de la caída directa de los ingresos en los negocios locales. «Un municipio tiene mayor asignación presupuestaria por parte del Estado cuanta más población viva en él», señala el profesor de Geografía de la Universidad de Valencia. Y de cara a las próximas elecciones, el número de habitantes también puede influir en los partidos que obtienen representación en los ayuntamientos.

De ahí que en los últimos dos años, algunos de los municipios que tradicionalmente más población extranjera tienen entre sus vecinos, se hayan lanzado a buscarles, casi puerta por puerta, para que se empadronen y figuren como población real. Y es que hasta ahora, muchos extranjeros no veían ninguna ventaja a empadronarse, al no tener hijos para escolarizar y hacer uso de servicios médicos de carácter privado. Otro de los motivos que les empujaba a no inscribirse en los padrones era, como recuerda José Vicente Sánchez, «la creencia errónea de que si se empadronaban en España perdían la parte cotizada en sus países de origen».