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La falta de espacio en el Instituto de Neurociencias frena la investigación en alzhéimer, autismo y esclerosis

El centro ha adquirido en los dos últimos años equipamiento de última generación por valor de 1,5 millones que ha ocupado el poco espacio disponible y su director pide que la UMH les ceda instalaciones en Medicina

El Instituto de Neurociencias necesita crecer de manera urgente. La falta de espacio en el centro está frenando la investigación en algunas áreas esenciales, sobre todo las que tienen que ver con el estudio de la conducta, un área que tiene especial aplicación para el conocimiento de enfermedades como el alzhéimer, la esclerosis lateral amiotrófica o el autismo. Así lo asegura Salvador Martínez, director del centro mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Miguel Hernández.

«El problema es que la investigación moderna requiere de mucho aparataje nuevo y nosotros ya hemos llegado al límite en cuanto a espacio para instalar todos los equipos que requieren los grupos de investigación para desarrollar sus estudios y seguir creciendo», señala Martínez. En los dos últimos años, el Instituto de Neurociencias ha recibido, a través de diferentes convocatorias públicas, 1,5 millones para la adquisición de nuevos equipos que literalmente se han «comido» el poco espacio del que disponía el centro. «Recientemente hemos adquirido unos microscopios de alta resolución que hemos tenido que montar en la única sala polivalente que teníamos para lecturas de tesis o para celebrar reuniones grandes», explica Martínez. También se ha puesto en marcha recientemente un laboratorio para el análisis genético de las neuronas «que hemos tenido que meter en un despacho» y la recién creada unidad para transferir investigaciones a empresas ha ocupado una sala de juntas. Una situación que hace que el centro, a juicio de su director, «sea menos competitivo para atraer a grupos de investigación potentes» o para retener a sus científicos. «El problema es que formamos a los investigadores hasta que llegan a un techo que ya no podemos superar y se marchan a otros centros más grandes». Aunque para Salvador Martínez se trata de una fuga de talento positiva «porque de aquí salen a dirigir unidades y centros de mucha envergadura por medio mundo, lo ideal sería poderles ofrecer unas instalaciones idóneas para seguir desarrollando su carrera profesional en el Instituto de Neurociencias». De esta forma, el científico reivindica para el instituto «que no exista techo, que podamos desarrollar todo aquello que nos propongamos y que no sea la falta de espacio la que nos limite».

El animalario del Instituto de Neurociencias es una de las áreas que más sufre la falta de espacio. Pilar Cortés

Visita de Ximo Puig

La falta de espacio fue un de los temas que sacó a relucir el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en su reciente visita al instituto, para hacer hincapié en el apoyo de la administración autonómica a la ampliación del centro.

Para Salvador Martínez, el problema se resolvería si la Universidad Miguel Hernández les cediera parte del sótano del anexo edificio de despachos de la Facultad de Medicina. «Son unas instalaciones que se quedaron sin uso hace unos años cuando abrió el edificio Severo Ochoa y se trasladaron allí profesores y las aulas para que los alumnos hagan prácticas». De hecho, añade el investigador, «muchos de los despachos están rotulados con el nombre de profesores que están en el nuevo edificio e incluso algunos de ellos ya se han jubilado». El director del Instituto de Neurociencias asegura que ha pedido en varias ocasiones, y sin éxito, a la universidad la cesión de estos espacios.

La idea sería poder montar allí un laboratorio para el estudio del comportamiento animal, que es en estos momentos el área más necesitada de espacio. «El objetivo es poder trabajar con animales para investigar en temas de conducta y comportamiento». Trabajos que luego tienen su aplicación en investigaciones relacionadas con enfermedades del cerebro, como el alzhéimer o el autismo. El problema es que son laboratorios que requieren de muchos metros cuadrados que en estos momentos no existen en el edificio del instituto. «Los animales necesitan de espacios amplios y también piscinas para trabajar con ellos en las mejores condiciones y ahora mismo no disponemos de sitio para poder ubicarlo», insiste Martínez. De manera paralela, en el animalario «ya no nos caben más animales y los necesitamos para poder seguir investigando».

El director del centro no entiende la negativa de la Universidad a ceder este espacio para un centro en cuya estructura está integrada, junto con el CSIC. «Además, nosotros ponemos todo nuestro aparataje a disposición de los investigadores, tanto de la Universidad como del Hospital de Sant Joan, que lo soliciten».

Una plantilla cercana a los 200 investigadores

El Instituto de Neurociencias se creó en 1990 y acoge actualmente a 40 investigadores de plantilla, 6 investigadores contratados, 144 investigadores pre y posdoctorales y más de cien personas para el soporte técnico y administrativo. Todos dedicados al estudio de la estructura, la función y el desarrollo del sistema nervioso en condiciones normales y patológicas. Recientemente, la Agencia Española de Investigación le ha concedido la renovación de la acreditación como Centro de Excelencia Severo Ochoa.

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