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Investigadores alicantinos patentan el primer probiótico para enfermedades del hígado

El producto desarrollado contribuye a mejorar la inflamación que se produce en dolencias como la cirrosis o el hígado graso. Su uso hasta ahora se aplicaba más en patologías del intestino

Rubén Francés, a la derecha, junto a otro investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de enfermedades hepáticas y digestivas del Hospital General de Alicante. Pilar cortés

El objetivo es mejorar enfermedades del hígado, tan extendidas en la actualidad como la cirrosis o el hígado graso. Investigadores alicantinos, en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas de Valencia, han patentado por vez primera un probiótico que ayuda a mejorar la inflamación que provocan estas dolencias y que complican el estado de salud de los pacientes.

Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, aportan un beneficio a la salud del que los toma. Su uso está muy extendido para enfermedades intestinales, como la colitis, ya que contribuyen a regular o recuperar la flora intestinal (microbiota), es decir las bacterias que colonizan el intestino. Sin embargo, es la primera vez que se patenta un probiótico para enfermedades crónicas del hígado.

«En el estudio con animales hemos comprobado que los probióticos evitan que estas enfermedades progresen a casos más graves, ya que ayudan a restaurar el equilibrio que debe haber en el sistema inmunológico», señala Rubén Francés, investigador del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante, Isabial.

El siguiente paso en la investigación es comprobar que el uso de este producto no genere daños a nivel hepático y renal, «entonces diseñaremos el estudio para empezar a trabajar en humanos».

Los investigadores han trabajado en una cepa concreta de microorganismos y fruto de sus trabajos es un probiótico que, de llegar a buen puerto la investigación, se podrá consumir de manera oral como un suplemento para quienes padecen estas dolencias. «Por sí sólo un probiótico no cura, pero como suplemento va muy bien», matiza Rubén Francés.

La investigación se está desarrollando en colaboración entre el Centro de Investigación Biomédica en Red de enfermedades hepáticas y digestivas del Hospital General de Alicante y la Universidad Miguel Hernández.

El uso de los probióticos está actualmente muy de moda, ya que se encuentran presentes en alimentos como los yogures, y los fabricantes han encontrado un filón comercial. En el campo de la medicina, cada vez se presta más importancia al estudio de la microbiota. «Hoy sabemos que cuando las enfermedades progresan, la microbiota cambia y las bacterias buenas se pierden, por lo que el sistema inmunológico se altera», señala Rubén Francés. El objetivo de los productos probióticos es ayudar a restituir estas bacterias buenas.

Recientemente, en el Hospital General de Alicante se llevó a cabo el primer trasplante de heces. «Transferencia de microbiota fecal» es el nombre exacto de esta técnica, que consiste en transferir materia fecal de un donante sano al paciente afectado con el objetivo de restablecer el equilibrio de la flora intestinal (microbiota) que se ha visto alterada. De esta manera se logró curar a un paciente que tenía diarreas recurrentes producidas por una bacteria resistente a los antibióticos.

«Nuestro caso es distinto», explica Rubén Francés. El trasplante de heces «es como un cañonazo en el que metes de golpe todo tipo de bacterias para restituir la flora intestinal, nuestro probiótico es una cepa concreta que ayuda a reducir la inflamación que se produce en la progresión de estas enfermedades».

La inflamación está presente conforme avanzan estas enfermedades del hígado, haciendo que el pronóstico de las mismas se complique, «y que el sistema inmunológico se descompense». El grupo de Microbiología del CSIC de Valencia trabaja con un gran número de cepas de microorganismos, «y nos pidieron evaluar aquellas cepas nuevas y ver cuáles eran beneficiosas para las enfermedades hepáticas crónicas», señala el investigador de Isabial.

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