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Momentos de Alicante

Herreros contra cerrajeros

El gremio de los herreros se constituyó en el reino cristiano de Valencia en 1283

El 14 de marzo de 1620 el gremio alicantino de herreros denunció ante el representante municipal Gregorio Mingot a varios cerrajeros «por entrometerse en su labor, fabricando y vendiendo objetos que son propios de herreros», por lo que instaban a la autoridad local para que impidiera «que cualquiera que no se haya examinado para el oficio de herrero pueda fabricar y hacer faenas propias de esta cofradía».

Los representantes de la cofradía de herreros que presentaron la demanda fueron Juan y Pedro Piqueras, Juan Beneyto y Damián Cortés. Como consecuencia de ello, fueron interrogados varios maestros cerrajeros alicantinos, como Melchor Amat, Juan Pérez y el hijo de este, Jaime Pérez, que negaron realizar labores propias de herreros.

Diferencias

El labrador de hierro más antiguo era el herrero (ferrero en el Medioevo, derivado del latín «ferrarius»). El gremio de los herreros se constituyó en el reino cristiano de Valencia en 1283.

Con el paso del tiempo los herreros fueron especializándose, apareciendo en el siglo XVI el oficio de cerrajero (de cerraja o cerradura), si bien no se organizaron los primeros gremios de cerrajeros hasta bien entrado el siglo siguiente. Solía utilizarse este término para los que trabajaban con preferencia el hierro en frío, valiéndose especialmente de los procedimientos de ajustado, reservándose el de herrero para el profesional que trabajaba el hierro en grueso y, sobre todo, en caliente, utilizando los métodos de forja.

No obstante, durante mucho tiempo ambos oficios siguieron confundiéndose, a pesar de que las Ordenanzas de 1760 trataron de delimitar sus funciones prescribiendo los trabajos comunes y los privativos de cada oficio. Mientras los herreros y los cerrajeros podían trabajar indistintamente con las rejas de capillas y transparentes, púlpitos, comulgatorios, aldabas para puertas y ventanas (limadas y por limar), hierros para cajas de coches, forlones, estufas y muelles; solo los llamados herreros de grueso podían hacer obras como balcones, rejas, lumbreras, carros y demás que requerían el hierro sin labrar.

Todavía a mediados del siglo XIX había en Alicante profesionales del labrado del hierro que eran llamados indistintamente herreros y cerrajeros. Es el caso de Antonio Terol, que realizó numerosos trabajos para el ayuntamiento. En el archivo municipal se conservan varios legajos en los que se le mencionan de ambas formas. Así, en 1851, reclamó como herrero la deuda que el consistorio tenía contraída con él. Al año siguiente llevó a cabo, como maestro cerrajero, unas obras en la cárcel y construyó una casa-almacén en la calle de San Francisco. Un año después (1853), volvió a reclamar al ayuntamiento, como herrero, el pago de los 534 reales que le debían. En 1862 construyó una casa en la calle del Cid como maestro de obras y cerrajero. Y en 1872, 1874 y 1880 reclamó nuevamente al consistorio el cobro de atrasos por obras realizadas como herrero (respaldos de hierro para el paseo de los Mártires, llaves de paso para fuentes, una reja para la cárcel, grifos, bisagras, etc.) por valor de 4.859, 4.200 y 1.423 pesetas, respectivamente. Estas últimas veces reclamó en nombre de Antonio Terol e Hijos.

Otras especialidades

Además del cerrajero, otros muchos labradores de hierro fueron especializándose y, con el tiempo, diferenciándose del herrero (rejero, campanero, sartenero, espadero, lancero?), hasta el extremo de querellar contra este y aquel en defensa de lo que consideraban eran sus intereses profesionales.

Un ejemplo lo tenemos en el alicantino Damián Torregrosa, maestro escopetero que en 1703 se querelló contra el gremio de herreros y cerrajeros por los derechos en exclusividad de la fabricación y conservación de las escopetas.

Herreros ricos

Los tres hijos varones del herrero Antonio Terol, antes mencionado, Rafael, Antonio y Manuel Terol Maluenda, heredaron la herrería y el almacén, constituyendo la sociedad Hijos de A. Terol. En 1886 se anunciaban en prensa con el siguiente texto: «Almacenes de hierro y ferretería de Hijos de A. Terol. Calle de San Francisco números 55 y 63. Alicante».

Gracias a esta empresa de herrería, los tres hermanos se convirtieron en acaudalados propietarios.

Antonio Terol Maluenda era en 1884 un propietario con riqueza imponible de entre 300 y 1.000 pesetas. En 1887 vivía en San Francisco 49, pero dos años antes reedificó la fachada de la casa 63 de la misma calle, que aumentó en varios pisos en 1899. Murió el 24 de enero de 1894.

Como propietario, Manuel Terol Maluenda tenía en 1884 una riqueza imponible menor de 300 pesetas. Tras la muerte de su hermano Rafael, fue el único propietario del almacén de hierro que heredaron de su padre. Estuvo en litigios por testamentaría en 1906 con La Unión Cerrajera.

Un herrero alcalde

Rafael Terol Maluenda, el mayor de los tres hermanos, nació en Alicante el 14 de mayo de 1842.

Nada más acabar sus estudios en el instituto se dedicó al comercio, en la empresa familiar.

Tras tomar parte en la revolución de 1868, fue elegido diputado provincial por la circunscripción de Elche, siendo reelegido varias veces y llegando a ser vicepresidente (1882-1883) y presidente (1883-1884) de la Diputación. Lideró el partido liberal local desde 1872. Fue presidente del Círculo Progresista, de la Sociedad Económica Amigos del País y del Casino.

Alcalde de Alicante desde el 18 de marzo de 1887 hasta el 24 de diciembre de 1890, durante su mandato impulsó el ensanche de la ciudad, culminó la construcción de la Explanada y el camino del cementerio, y creó la Banda Municipal y el Instituto Químico Municipal.

El 27 de abril de 1888, siendo por tanto él alcalde, estalló un cartucho de dinamita en el almacén de Hijos de A. Terol, sin causar víctimas personales, mientras se depositaba un cargamento de hierro. Se sospechó que pudiera haber un motivo político en aquel supuesto atentado, pero enseguida se supo que había sido un accidente, tal como explicó «El Alicantino»: «(?) el mismo vapor que trajo los hierros con destino á dicha casa, llevó desde Almería a Cartagena 111 cajones de cartuchos de dinamita, uno de los cuales se rompió en el camino, esparciéndose los cartuchos; y sin duda al ser recogidos éstos, quedó uno oculto entre el haz de flejes de hierro que hizo la explosión».

Rafael Terol también fue diputado a Cortes en 1893, 1898 y 1901.

Fue miembro de la logia Constante Alona y cofundó la logia Esperanza.

En 1884 vivía en San Francisco 57, junto al almacén de la familia, pero en 1888 se mudó a una casa que hizo construir en el número 45 de la misma calle. También era propietario de la casa que había en el número 15.

Era dueño de una finca en Villafranqueza, que usaba para veranear.

Falleció el 13 de enero de 1902. Ese mismo año el ayuntamiento acordó concederle el título de hijo ilustre de la ciudad y rotular con su nombre la calle que hasta entonces era conocida como Babel o Larga.

www.gerardomunoz.com

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