Si antes de la aparición del Covid-19 el dinero en efectivo ya andaba de retirada, ante la comodidad que supone el pago con tarjeta, sobre todo desde la aparición del «contactless», todo apunta a que la crisis sanitaria desatada por este coronavirus puede suponer el empujón definitivo para que el plástico se imponga definitivamente. La posibilidad de que billetes y monedas puedan suponer un vector de contagio -aunque la OMS insiste en que no es el principal, que sigue siendo el contacto con otras personas- ha llevado a que las empresas de servicios públicos, los comercios y los propios consumidores traten de limitar su uso, como una de las medidas de prevención para frenar la enfermedad.

Basta con dar una vuelta por los pocos establecimientos que estos días permanecen abiertos para comprobar que los carteles de «Por favor, pague con tarjeta» se han convertido en algo casi tan habitual como los que limitan el aforo de los locales para preservar la distancia de seguridad. Aunque lo cierto es que tampoco harían falta porque los propios clientes parecen bastante concienciados. «Se está pagando mucho más con tarjeta y la verdad es que para nosotros es mejor, más higiénico», reconoce Carmen Canales, la titular de la farmacia que hay en la calle Calderón de la Barca de Alicante. «La gente está pagando hasta tickets de dos y de un euro», apostilla una de las trabajadoras del local que, no obstante, aún recibe también mucho efectivo «porque la gente mayor sigue sin acostumbrarse y muchos de nuestros clientes son de edades avanzadas». Estos días, la mayoría son enfermos crónicos.

También lo han notado en los supermercados, según admiten desde la patronal autonómica del sector, Asucova. En el caso de Hiperber, por ejemplo, si lo habitual es que se abonen con medios electrónicos entre el 25% y el 30% de las compras en sus establecimientos, estos días el porcentaje se reparte más o menos al 50%, según explica el CEO de la cadena, José Bernabeu, que señala que la semana pasada la cifra de pagos con tarjeta llegó a triplicarse, durante los momentos de mayor consumo, cuando se produjo la avalancha de compradores antes de decretarse el estado de alarma.

En el caso de aquellos establecimientos donde la Visa o la Mastercard ya eran lo más habitual, el efectivo prácticamente ha desaparecido. «Si antes la mitad de los clientes sacaba la tarjeta, ahora son el 95%», apunta Rafa Martín, propietario de Móviles Componentes, también en el centro de Alicante.

En otras ocasiones son las propias empresas las que han decidido rechazar el abono en metálico para proteger la salud de sus plantillas. Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en el transporte público. Así, en los autobuses de línea de la capital ya sólo puede pagarse con el bonobús, tras el acuerdo al que se llegó con los sindicatos y con el Ayuntamiento de la ciudad, según explican desde Vectalia, que también está aplicando esta medida en los parkings y en otras instalaciones que gestiona, como la estación de autobuses de Santa Pola. Y lo mismo ocurre con el TRAM, donde el personal de taquilla ya no acepta ni billetes ni monedas. Eso sí, aún pueden utilizarse en las máquinas expendedoras automáticas que están preparadas para recibirlo.

En el lado opuesto, los establecimientos de barrio donde las compras son de bajo importe, como las panaderías, son las que mantienen el mayor volumen de pagos en efectivo. «No tenemos ni datáfono porque lo pusimos, pero no lo utilizábamos», reconocía Mari Carmen Ríos, en la panadería Savall, frente al Auditorio de la Diputación.

Más banco online

Como consecuencia o quizá como causa de todo lo anterior, desde las entidades financieras reconocen que la retirada de dinero de los cajeros ha caído estos días en picado. En concreto, en el Sabadell cifran en más de un 50% el descenso registrado hasta el mediodía de ayer, algo que también atribuyen a la menor actividad económica que se ha registrado. No en vano, la afluencia a las propias sucursales ha caído alrededor de un 80% y apenas se realizan un tercio de las transferencias habituales. En este sentido, desde el Sabadell también llaman la atención sobre el hecho de que se ha duplicado la operativa que se realiza a través de su web, mientras se mantiene la que se canaliza a través de la aplicación móvil, lo que atribuyen a que las personas de mayor edad que hasta ahora se resistían a la banca online están entrando, a raíz de la crisis sanitaria.

En cuanto a si todas estas prevenciones con el dinero en efectivo están justificadas, desde la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar recuerdan que una de las claves para frenar la epidemia es limitar el número de contactos y alertan de que el dinero, ya sean billetes o monedas, «puede pasar por muchas manos en poco tiempo», como apunta su presidenta, María Ángeles Medina. «La tarjeta solo la tocas tú», señala la especialista que, además, asegura que los virus resisten más tiempo en el metal que en el plástico. Otro motivo para preferir el pago electrónico.