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Las monjas de Santa Faz recurren al «merchandising» para mantener el convento

Las Clarisas que custodian la Reliquia venden mochilas y gorras para la romería

La hermana Mari Ángeles y la novicia Consuelo en la tienda del convento de la Santa Faz con algunos de los nuevos artículos a la venta. pilar cortés

Las monjas Clarisas que custodian la Santa Faz desde enero, compartiendo la protección de la Faz Divina con sus tareas en el monasterio de la Verónica de Murcia, tienen muchas ideas con las que ayudar a mantener el convento y la casa que ocupan intramuros, que es muy antigua, y también como «una manera de trabajar», coinciden las hermanas Leo, María José, Mari Ángeles y Consuelo. Entre las iniciativas que han puesto en marcha está el pack del peregrino, un conjunto de gorra, abanico, camiseta y mochila para adultos, y el mismo para niños cambiando el abanico por una botella-cantimplora, a un precio de 15 euros, pensado para la romería que se celebrará el 2 de mayo. En una primera remesa, hay disponibles unos 200 packs en distintas tallas con la idea de encargar más en función de la demanda. Se puede adquirir en la tienda del monasterio, y está teniendo gran aceptación gracias a los comercios de la pedanía, donde se promociona con carteles.

La idea fue de ellas y nació ante la grata sorpresa que les ha causado la devoción que han descubierto en el pueblo alicantino por la Santa Faz. «Hay una gran fraternidad por la Faz Divina, es un punto común que une a todos. Pensamos que sería bonito que todo el mundo lleve la misma camiseta y la misma mochila el día de la romería, como una gran comunidad unida en el Año Jubilar», explican sor Leo y sor Mari Ángeles a poco más de una semana con la gran cita.

Las hermanas que ahora custodian la Santa Faz llegaron hace 4 meses al santuario. Tras cinco siglos de custodia de la Reliquia por parte de las Clarisas, el monasterio se quedó sin monjas de la noche a la mañana. Fue el 10 de noviembre, cuando las últimas que quedaban salieron en contra de su voluntad.

El Obispado presentó en enero en torno a una decena de Clarisas procedentes de Murcia como una solución temporal. De ellas, cuatro visten el hábito de la orden, dos son novicias y el resto postulantes, entre ellas una alicantina. No todas se quedan permanentemente en la clausura y tienen permiso de la madre abadesa para entrar y salir cuando haga falta.

Además del pack de peregrino, la tienda se ha renovado con numerosos artículos hechos por ellas mismas a mano. «Vendemos productos que elaboramos nosotras, como libretas con la Faz Divina en madera pirograbada. Son productos puramente artesanos. Hay también iconos que hacemos tallando la madera y en pan de oro. Como la Virgen de la Alianza, que ayuda a los esposos, fundas de piel para rezar con el salterio (libro de salmos) y la Biblia, rosarios, pulseras, lazos para los niños, y vamos a elaborar también cirios pascuales para Santa Faz», explican sor Mari Ángeles y la novicia Consuelo.

Otro libro que tienen en la tienda lo denominan 12 palabras para 12 meses, con un mensaje para cada mes del año, diseñado por ellas. Libros de la comunión y el pack «Shekhiná», que significa presencia de Dios, e incluye mantel, un icono y un crucifijo para las familias que rezan juntas.

Así como cintas de «scrutatio», con la palabra de Dios para colocar en la Biblia, agendas, cuadernos de la Santa Faz y velas con el mensaje «Bendice nuestra familia».

De cara a la romería tienen previsto traer tazas de cerámica con el logotipo de la Santa Faz con cuchara a juego, y jabones que elaboran con sus propias manos en el convento de Murcia.

Los dulces completarán la surtida oferta de las nuevas Clarisas, «porque cada una aportamos nuestro granito de arena».

«Nos va a costar irnos, nos tratan con mucho cariño»

Las monjas que están en el convento inciden en que están de paso, porque su fraternidad se sitúa en la Verónica de Murcia, y que ahora compaginan las dos casas pero que cuando tengan que marcharse porque se encuentre una comunidad estable echarán de menos la Santa Faz y el cariño de los alicantinos. La comunidad entera está formada por 13 religiosas pero tienen dos enfermas, una en silla de ruedas y varias en formación. «Llevamos una vida completísima, sin prisa pero sin pausa, intensa y preciosa. Intentamos trabajar todas juntas en una fraternidad. Aquí tenemos la oportunidad de llevar una tienda que en Murcia no, porque el convento está en las faldas del santuario de la Fuensanta, en el monte, a 4 kilómetros de la ciudad».

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