Después de trece años con apenas una mano de pintura, los barracones que escolarizan a los 170 alumnos del colegio público La Cañada del Fenollar están ya «más que impresentables», como se lamentaban ayer los padres en palabras de la presidenta de la asociación, María López. El curso acaba y los estudiantes están condenados a volver en septiembre de nuevo a las prefabricadas. Por eso ayer se movilizaron y lanzaron proclamas urgiendo las obras del nuevo centro prometido por la administración.

Ni el Ayuntamiento, en manos del PP, ni la Conselleria de Educación, a cargo de Compromís y el PSOE, han agilizado lo suficiente unas obras que en el año 2005 figuraban entre la prioridades del Consell para erradicar los centros en barracones, y que finalmente se han derivado al presupuesto del Plan Edificant que paga el mismo Consell pero cuyos proyectos y memoria económica debe presentar el Ayuntamiento y aprobar en pleno, para recibir la delegación de las competencias autonómicas para la construcción de centros educativos.

Los padres creen que el Plan Edificant que pretende agilizar las obras escolares les ha perjudicado, porque el partido que dirige el Ayuntamiento de Alicante es de distinto signo al que gobierna la Generalitat.

Lo cierto es que la previsión del inicio de las obras no se ha cumplido, y lo que hasta el momento se ha conseguido es culminar la obra de Aguas del colector en la parcela destinada al nuevo centro. «El Ayuntamiento aprobó 200.000 euros para urbanizar la parcela y no se ha hecho nada», denuncia la AMPA.

Mientras tanto, y cada vez que llueve, el agua se filtra por las deterioradas láminas de metal de los barracones y se cuela además a ras de suelo por la primera de las aulas prefabricadas, la que escolariza a los niños de cinco años.

Al deterioro de estos barracones, que Educación se ha comprometido ante la AMPA a sustituir por otros el curso próximo, se suma el progresivo aumento de matrícula y la falta de espacios. «En 2006 eran 46 niños y ahora hay 170, con dos aulas desdobladas, sin aulas específicas para Música ni Informática por falta de espacio, y sin aseos suficientes porque hay cinco para cien niños», puntualiza María López.

Este año los estudiantes que pasarán al instituto ya son 30, el doble que hasta ahora, lo que da una idea de la demanda de plazas de un colegio que «otro curso más, seguro, seguirá en barracones, pero que ya tiene que ser el último» urgen los padres.

La concejala de Educación en el Ayuntamiento da otra versión. Afirma que ha hecho los deberes y que están pendientes de la «resolución de la Conselleria de Educación», porque «hemos subido las memorias técnicas subsanadas a la plataforma del Plan Edificant, y se han desarrollado los trabajos previos para la preparación de la parcela, a la espera de la resolución del conseller Vicent Marzà para iniciar la construcción», afirma Mari Carmen de España.

También la conselleria aseguran seguir el procedimiento y que toca mover ficha al Ayuntamiento. Y en el entretanto alumnos y padres no tienen más recurso que sacar globos y fotos a la calle para ser escuchados y que los barracones puedan ser historia antes que después. «No sabemos cómo afectarán al proyecto las próximas elecciones», concluye la AMPA.

Globos al aire contra las goteras en aulas de metal

«Mi cole tiene goteras», «quiero un cole nuevo ya», o «quiero un cole de verdad», son algunos de los mensajes que los escolares del colegio público La Cañada del Fenollar mostraron ayer, durante la protesta que volvieron a protagonizar al término de las clases para reclamar a los responsables, tanto municipales como autonómicos, que se pongan manos a la obra y cumplan con las reiteradas promesas de un nuevo cenros escolar para las partidas que sustituya el actual, en barracones desde hace ya trece años. Los padres mostraban grandes fotografías de la aulas anegadas un curso tras otro.