Los niños que viven en las infraviviendas y chabolas del barrio próximo al Cementerio de Alicante no tienen donde jugar y sus familias temen que les atropellen los coches que alcanzan grandes velocidades a su paso por el Vial de los Cipreses. De ahí el entusiasmo y la satisfacción con la que han colaborado en la primera fase de un proyecto de Arquitectos sin Fronteras, en el que uno de los objetivos es construir un parque para que puedan jugar.
Durante varios días, 25 vecinos del barrio se han convertido en albañiles, electricistas y pintores para construir una especie de bancos en un solar que estaba lleno de suciedad, que ha sido vallado y será ajardinado para que niños y mayores puedan pasar allí su tiempo de ocio. Para ello ha sido necesario realizar un gran movimiento de tierra a cargo de los propios vecinos y la limpieza de los alrededores.
«Por lo menos el barrio se va a quedar con una mejor imagen y los niños podrán jugar con más seguridad», dijo María Mendoza, una de las vecinas apuntadas a los planes de formación aparejados al proyecto. Antonio Mendoza, del programa de albañilería, indicó que están aprendiendo a hacer bancos para que los menores puedan jugar «que hacía mucha falta». «Aquí viven muchos niños y los coches corren demasiado. Dijeron que iban a poner badenes en la carretera pero aún no están», añadió Luis Moreno, del programa de electricidad, que ha estado junto a otros vecinos arreglando el cableado de tres casas del barrio del Cementerio en muy mal estado, donde se han producido cortocircuitos e incendios.
Arquitectura sin Fronteras
El «lavado de cara» del barrio de la Mina, como se denomina la zona de viviendas del Cementerio, se realiza en varias fases en base a un proyecto de la ong Arquitectura sin Fronteras Levante y la asociación Quatorze. Se denomina «Asertos», y consiste en la inclusión participativa del barrio del Cementerio, con una mejora de la zona haciendo partícipes a sus vecinos. De hecho cerca de sesenta personas se inscribieron en la formación aunque en la primera fase solo pudieron participar la mitad, según explicó uno de sus impulsores, Daniel Millor.
El proyecto ha sido financiado con 61.000 euros por la Obra Social La Caixa y la Generalitat, y el área de Acción Social del Ayuntamiento hizo un diagnóstico. También colaboraron voluntarios de la Euipo. En el marco del proyecto, se ha proporcionado material a las personas que viven en tres chabolas que hay en la zona, que se han encargado de sacar todo lo que tenían dentro y de sanear el espacio donde viven con nuevos materiales.
La ong Arquitectura sin Fronteras espera conseguir fondos para llegar a los 100.000 euros y seguir impulsado actuaciones en barrios deprimidos de la provincia.
