El Lunes Santo salieron otras tres procesiones. Nuestro Padre Jesús Despojado de Sus Vestiduras partió desde la ermita de San Roque, con una reliquia del Papa Juan XXIII, y sus costaleros bajaron portando el paso por las estrechas calles del Casco Antiguo hasta el Convento de las Monjas de la Sangre, donde se incorporaron la Virgen del Amor y del Buen Consejo, con un manto en hilo de oro de terciopelo azul y una saya bordada por las monjas Clarisas de Alcaudete (Jaén), y la Cruz de los Niños. El Prendimiento comenzó en los jardines del MARQ con sus tres pasos: El Lavatorio, en cuya palangana va una botellita con agua de río Jordán; El Prendimiento, con dos reliquias: tierra santa y un par de hojas del Monte de los Olivos; y Nuestra Señora del Consuelo, con manto verde bordado en oro diseñado por los californios de Cartagena. Cerró la Humildad y Paciencia, con nazarenos medicantes con la cara tapada pidiendo limosna. La campana Humildad y Paciencia de Nuestra Señora de Gracia tocó a difunto justo cuando el Señor salió por la cancela del templo, que se abrió tras la llamada del «clamator» -el alcalde, Luis Barcala- con un mazo.