«Las personas más fuertes son las que menos cosas necesitan». Bajo esta premisa, Rafael Santandreu anima a sus lectores a que entrenen su mente a diario para pasar página de los temas inútiles. Porque la inmensa mayoría de los pensamientos, defiende, no sirven para nada.

¿De verdad nada es tan terrible, como reza el título de su libro?

Muchas personas así lo creen y ¡son las más fuertes y felices! Por ejemplo, el científico Stephen Hawking: su parálisis era una minucia, según decía. Si adquieres su mentalidad, te aseguro que adquieres su fuerza.

¿Los pensamientos pueden llegar a ser nuestro peor enemigo?

El mejor o el peor. Por eso hay que aprender el diálogo interno correcto. Por ejemplo, en mi libro, incluyo una entrevista a un joven que aprendió a ser feliz en la cárcel Modelo de Barcelona, a través de su filosofía, su diálogo, su pensamiento.

En su libro habla de cháchara mental inútil. ¿En qué consiste?

El 90% de nuestros pensamientos no sirven para nada y es bueno aprender a dejarlos pasar. Se trata de un entrenamiento diario que te permite pasar página de los temas inútiles: una discusión, una preocupación estéril.

¿Se puede salir indemne a nivel anímico de situaciones a priori tan terribles como una enfermedad o que te despidan del trabajo?

Como decía el filósofo Epicteto «no nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede». Te aseguro que solo sufrimos porque nos convencemos de que una enfermedad o un despido son terribles. Y podemos dejar de quejarnos o lamentarnos de forma radical.

¿Qué hacer para preocuparse menos?

Combatir «la necesititis», la creencia de que necesitas mucho para estar bien: estar delgado, tener muchos amigos, un gran trabajo, seguridad económica, pareja, hijos, una casa en propiedad y mil cosas más. Las personas más fuertes solo necesitan el agua y la comida del día.

¿Por qué hemos convertido un mecanismo de defensa para el ser humano como es la ansiedad en una epidemia del siglo XXI?

La ansiedad es producto de la hiper-exigencia de nuestros días. No nos damos cuenta, pero nos exigimos muchísimo y queremos todo perfecto. La solución es aprender a tratarse bien a uno mismo y a los demás; reaprender a gozar de las cosas pequeñas; amar la imperfección.

¿Por qué rechazamos estar tristes? ¿Cree que vivimos en una sociedad en la que ser feliz es casi una obligación?

Ya no sabemos estar tristes. Mi amiga Tina es una cristiana auténtica y aunque tenga momentos de tristeza, su vida está llena de sentido y, en el fondo, siempre es feliz. Pero todos podemos aprender a ser así. Se trata de darle un bello sentido a las emociones negativas.

¿Cree que estamos medicalizando en exceso malestares de la vida diaria?

Tomamos demasiados psicofármacos, los cuales son adictivos y provocan desequilibrios neuronales. No hay duda de que es mucho mejor abstenerse de probarlos y trabajar a nivel mental parta hacerse fuerte de verdad.