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Barcons: «Con el nuevo telescopio sabremos si hay o hubo vida en otros planetas»

El físico español coordina el diseño y construcción del mayor telescopio de infrarrojos del mundo que se instalará en el desierto de Atacama, en Chile

Barcons: «Con el nuevo telescopio sabremos si hay o hubo vida en otros planetas»

«Queremos saber si la población de planetas alrededor de otras estrellas se parece a la que tenemos alrededor del sistema solar, si hay posibilidades de que alguno de estos planetas sea habitable, si tienen agua líquida en su superficie, también si alguno puede albergar vida o podría haberla albergado en el pasado, algo que se puede investigar examinando la atmósfera de esos exoplanetas». Así describió ayer el director de la Organización Europea para la Investigación Astronómica (ESO), Xavier Barcons, algunos de los objetivos científicos que quieren conseguir cuando se ponga en marcha el mayor y más potente telescopio óptico de infrarrojo del mundo hasta la fecha, el ELT (Telescopio Extremadamente Grande) que la ESO instalará en el desierto de Atacama, en Chile, y que confía en tener funcionando en 2025.

Barcons ofrece hoy la conferencia «Europa frente los nuevos retos de la Astronomía» dentro del Aula de la Ciencia de la Sede Universitaria. Será en la sede de Ramón y Cajal a las 19 horas. En ella, adelantó, también hablará de ciencia en general, de ingeniería, economía y de cooperación internacional. Todo ello con un claro afán divulgativo, por el que se distingue este eminente científico, que ha llegado a protagonizar algún monólogo humorístico sobre astronomía y que considera que «cualquier canal es bueno» para acercar la ciencia.

El responsable de la ESO explicó que el ELT sitúa a Europa a la vanguardia al ser «el mayor telescopio óptico infrarrojo del mundo con 39 metros de diámetro, y que utiliza la tecnología de óptica adaptativa, que permite corregir parcialmente y en tiempo real el efecto de las turbulencias atmosféricas que hacen que las imágenes se emborronen».

Las posibilidades que abre el complejo observatorio que prepara la ESO, y que incluye otro instrumental puntero como espectógrafos, técnicas de imagen y analizadores de la luz, son casi infinitas. De hecho, Barcons recuerda que «los grandes proyectos de la ciencia se preparan para conseguir una serie de objetivos, pero la experiencia nos demuestra que los principales descubrimientos que surgirán hoy día no los podemos ni siquiera imaginar».

El ELT conseguirá la imagen del planeta Tierra orbitando alrededor del Sol, permitirá descubrir trazas de actividad biológica en exoplanetas, obtener imágenes de estrellas individuales a alta resolución de galaxias cercanas a la nuestra o ver cuáles fueron las primeras galaxias que se iluminaron en la historia del universo. Los astrofísicos también tratarán de conocer más acerca de los agujeros negros, «el sustrato del universo» que «no responde a las leyes básicas de la física». «El universo se expande cada vez más rápido en lugar de frenarse y esto lo atribuimos a a esta energía oscura que desconocemos», indicó Barcons.

Elobservatorio se ubicará concretamente en el cerro Armazones, una montaña de 3.000 metros de altitud, en un edificio de 110 metros de diámetro con una cúpula del tamaño de un campo de fútbol. Formará parte, junto a un complejo cercano en el que la ESO ya tiene otros cuatro telescopios en funcionamiento, de lo que Barcons llama la «catedral de la astronomía mundial».

«Se trata de un instrumento muy potente que va a transformar nuestra visión del universo, no quedará una esquina de la astronomía que no pueda abarcar», apuntó el físico.

Además, destacó que la astronomía es una ciencia «muy demandante y exigente en lo que a tecnología se refiere, que actúa como motor en muchas ocasiones». Así, toda la tecnología que se desarrolla para poner en marcha el ELT y su instrumental acabará transfiriéndose a otros campos, desde la Medicina a la Defensa. Barcons puso de relieve que ha ocurrido desde que empezaron este tipo de misiones científicas y citó como ejemplos el wifi, los escaner de los aeropuertos, las tomografías y los láseres.

Asimismo, valoró el gran impacto económico que genera la investigación astronómica en la industria de alto valor añadido que a su vez acaba repercutiendo vía impuestos en toda la sociedad.

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