A punto de jubilarse, pese a que mantendrá parte de sus clases como profesor emérito, José Carlos Rovira da un repaso a la actualidad social y política, y advierte sobre la «negra amenaza» que percibe en Vox.
P ¿Qué le transmite el premio otorgado por la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas?
R Me emocionó mucho cuando me lo comunicaron porque acaba de salir un libro mío sobre la Inquisición, con una dedicatoria en la que digo que se lo habría dedicado a mi mejor amigo, Ramiro Muñoz Haedo, pero que ahora solo puedo dedicárselo a su memoria. Fuimos amigos desde la Facultad de Letras en Madrid el curso 1970-71. Como premio a la idea de colaborar en la enseñanza publica, he hecho lo que he podido. Soy un hombre de izquierdas, sindicalista y asociado un tiempo a actividades que la PIC ha ido desarrollando en defensa de la ciudad.
P ¿Qué le sugiere el momento político que vivimos?
R Igual que yo, Ramiro estaría preocupado por la situación política de este país, por el ascenso de la derecha que significan las privatizaciones, a parte de la amenaza en terrenos en los que se había avanzado y que seguirá adelante si la derecha consolida sus expectativas.
P ¿Qué tipo de amenazas?
R Evidentemente el tema de la mujer implica un avance social por la lucha de las mujeres los últimos años. La negra amenaza se llama Vox, secundada por quienes están dispuestos a pactar con ellos. La Sanidad también tendría sus recortes por dirigir los gastos a otros terrenos, y la educación, que los ha tenido ya. Los asuntos sociales en general van a sufrir recortes por la amenaza que está surgiendo en este país. Hay otro tipo de lacras sociales a eliminar como la violencia de género, el paro, la reforma laboral, el deterioro que significan los desahucios, la dependencia o los terribles recortes en la libertad de expresión y la discriminación por razón de sexo. En defensa de lo público, Ramiro Muñoz y yo pediríamos el voto para la izquierda en general, sin identificar.
P ¿No percibe desdibujada a esa izquierda?
R Vivimos una crisis de modelos culturales, sociales y políticos que intentamos identificar con la izquierda, pero ya veremos lo que pasa. Me lleva a evocar una frase que solía utilizar Ramiro, que vamos de derrota en derrota hasta la victoria final.
P ¿Optimista o pesimista?
R Una mezcla. Mario Benedetti señala que decir de alguien que es pesimista es que está bien informado, pero existe la posibilidad del optimismo porque a una sociedad no se le puede machacar cultural, social y educativamente.
P ¿El PSOE ha desaprovechado su momento?
R Se está controlando a la gente mediante salarios bajos y, como propusieron, sería dinámico para la economía salarios de 900 euros con lo mal que vive tanta gente. En la situación social tan precaria que mantenemos hay un planteamiento de crispación con problemas reales, el tema catalán es difícil de resolver y creo que solo mediante la negociación y el diálogo es posible, pero los hay a quienes interesa generar aquello de que a río revuelto... Una sociedad solo funcionará si hay diálogo aunque determinadas posiciones del independentismo no solo no lo favorecen, sino que da la sensación de que intentan romper el diálogo, pero no todos. Los dos presidentes que están en Bruselas me dan vergüenza.
P ¿Echa en falta que la sociedad actúe?
R Sería necesario desarrollar una presión social. La gente está horrorizada por lo que pasa en el Mediterráneo y la nefasta política con la migraciones, pero quizá descargamos la conciencia con las ONG que protestan y hacen actividades. Lo que necesitamos es un movimiento social que reflexione por qué se deja morir a la gente. Conmemoramos estos días los 80 años del final de la Guerra Civil y el exilio español que fue acogido en muchos países de América Latina y Europa y lamentablemente no nos demos cuenta de que miles de personas están sufriendo una destrucción física y moral. Ojalá surja la capacidad de desarrollar un movimiento social que condicione a los gobiernos. En el proceso electoral hay que ver lo que dice cada uno.
P ¿Y en el terreno educativo?
R Esta Comunidad ha hecho un esfuerzo económico pero faltan recursos, invención e imaginación, y que los protagonistas, estudiantes y profesorado, tomen cartas en el asunto. Que no sea solo una queja sino que haya voluntad de salir de esta situación. Hay mucho pesimismo pero la reforma educativa no es algo que salga del BOE. Los propios agentes tienen que llevar a cabo ese esfuerzo de transformación y exigir mejoras y la voluntad de llevarlas a cabo. Los gobiernos resolverán lo que digamos los ciudadanos.
