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Medicina forma a boinas verdes para auxiliar a los heridos en sus misiones

Doce soldados del acuartelamiento de Rabasa practican con cadáveres distintas técnicas de emergencia para poder socorrer a compañeros o civiles

Medicina forma a boinas verdes para auxiliar a los heridos en sus misiones

Mayor realidad, imposible. La facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández está formando a soldados del Mando de Operaciones Especiales (MOE) de Rabasa para que puedan prestar asistencia médica a compañeros o a civiles durante sus misiones de paz en países en conflicto, como Irak, Afganistán o Mali. Para ello se emplean cadáveres especialmente preparados por la Facultad de Medicina para este tipo de prácticas, ya que han perdido su rigidez, sangran e incluso reproducen sonidos como el de la respiración o el latido del corazón.

Sanitarios de combate

Una docena de integrantes del MOE, también conocidos como boinas verdes, estuvieron ayer practicando diferentes técnicas que luego trasladarán a los escenarios de sus misiones. Todos ellos son sanitarios de combate, una figura creada a partir de un real decreto de 2017, para que los soldados que no tienen formación en Medicina «puedan prestar una primera asistencia de socorro y aplicar determinadas técnicas sanitarias en caso de que un compañero o un civil resulten heridos y hasta que son evacuados a un centro sanitario o un hospital de campaña», explica Demetrio Muñoz, general en la reserva e impulsor de esta colaboración entre la facultad de Medicina y el MOE. Técnicas que van desde realizar un torniquete, en caso de una hemorragia masiva, a enfrentarse a un colapso pulmonar provocado por un accidente en el que, por ejemplo, las costillas se clavan en los pulmones.

«Hay que tener en cuenta que las zonas de conflicto en las que trabajamos están aisladas, a horas o días de hospitales, por lo que es importante formar a soldados que presten unos primeros auxilios de calidad hasta que el herido pueda ser evacuado a un centro sanitario», afirma Muñoz. Todas las técnicas que este personal puede prestar vienen recogidas por ley y están estandarizadas a nivel internacional.

Estos soldados reciben su instrucción durante nueve meses en Madrid y en la OTAN. Prácticas como las que se están desarrollando estos días en la Facultad de Medicina permiten mejorar su destreza y enfrentarse de la manera más real posible a situaciones que se pueden dar en los países en conflicto.

Manuel, que por motivos de seguridad oculta su apellido y su rostro ante las cámaras, es teniente del MOE y aunque acaba de salir de la academia explica que en verano tendrá su primer despliegue a un país del extranjero, «por lo que este tipo de prácticas tan reales me dan mucha seguridad». Para su compañero Inmenso, que aporta su nombre de combate para preservar también el anonimato, las prácticas que están desarrollando estos días «aportan un salto cualitativo respecto a otros simulacros en los que hemos participado». Inmenso ya se ha enfrentado a situaciones críticas durante sus misiones en el extranjero en las que han tenido que auxiliar a personas heridas. «En estos casos queda patente que necesitamos esta formación».

Proyecto pionero

Este tipo de prácticas son posibles gracias al proyecto Cyborg de la Facultad de Medicina de la Universidad Miguel Hernández, con el que se da un paso más en la experimentación con cadáveres. Gracias a una técnica especial, llamada Thiel y que sustituye al clásico formol, «conseguimos que los cuerpos que son donados a la ciencia pierdan la rigidez y su coloración es parecida a la de una persona viva», asegura Juan Manuel Caturla, uno de los seis directores científicos del Cyborg. En estos cuerpos las venas, arterias y vías respiratorias se distinguen a la perfección, «por lo que son perfectos para las prácticas». La incorporación de dispositivos inteligentes permiten además que sus pulmones «revivan» o que se simule una arritmia. Con estos cadáveres también se emplea una pseudosangre que puede coagular. Previamente al entrenamiento con cadáveres, los soldados de Rabasa han recibido una formación teórica y acabarán hoy con prácticas en animales, en concreto en cerdos y ovejas.

Este curso, impulsado por la Cátedra de Simulación Clínica UMH-Fundación ASISA, permite la obtención del Nivel de competencia 3, es decir Avanzado, en base al real decreto de 2017.

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