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Obstáculos para reciclar en el colegio

Proyectos educativos sostenibles chocan con la falta de una retirada selectiva de los residuos

La ausencia de una recogida municipal periódica y concreta provoca que rebosen los contenedores. RAFA ARJONES

No saben a qué carta quedarse. Alumnos de los colegios donde se llevan a cabo actividades para concienciarles de que reciclen, por la importancia que tiene para la conservación del medio ambiente, reciben a cambio mensajes contradictorios a la hora de llevar a la práctica su intención de separar envases y desperdicios.

Desde el colegio San Blas de Alicante han solicitado por escrito al Ayuntamiento los días y horas de recogida de estos contenedores ubicados dentro del colegio «y seguimos sin una respuesta y con los contenedores hasta arriba», lamenta la directora, Reme Samper.

«Nuestro proyecto de respeto al Medio Ambiente tiene cierto conflicto con el Ayuntamiento porque pese a que estamos concienciando a los niños sobre la importancia del reciclaje, además de solicitando que doten al centro incluso de papeleras azules o amarillas para que los alumnos también las distingan fuera con el mismo color que los contenedores, nos dicen que no es de su competencia».

La cosa no se queda en los colores. Lo que desde el centro escolar consideran más grave es no saber todavía «qué días hacen desde el Ayuntamiento la retirada de la basura, porque periódicamente llevan a cabo la retirada del papel, pero el cartón no se lo llevan, lo dejan aparte cuando debería ser algo concreto y organizado equis día de la semana, para que en el colegio los profesores podamos evitar que los recipientes rebosen».

No existe un convenio claro y desde los colegios no saben a qué carta quedarse. «Unos operarios dicen que corresponde a la contrata de la limpieza y otros que al Ayuntamiento, dentro de la contrata de limpieza de los colegios», indican los profesores.

El plástico tampoco se retira. Dentro del colegio tienen contenedores que separan papel, cartón y plástico, pero el Ayuntamiento «solo recoge el papel, y el cartón y el plástico, nadie».

Dentro de las clases se lleva a cabo una selección de desperdicios para proceder a su reciclaje siempre que no se trate de materia orgánica «pero los encargados de la limpieza entiendo que hacen lo que se les marca y lo mezclan todo. Los niños lo ven y nos hacen preguntas, porque no entienden que se les enseñe a reciclar y a continuación, los que se encargan de retirar la basura, lo mezclen todo sin orden ni concierto y les digan que no lo separen porque solo hay una recogida», lamentan desde la dirección del colegio Nuevo San Blas. «No podemos estar engañándoles con algo tan serio», abundan.

Monstruos

En el centro incluso han creado un contenedor propio de papel albal, y los alumnos más mayores que están en sexto curso pasan por el resto de las clases haciendo encuestas a sus compañeros para concienciarles, a su vez, sobre las ventajas que tiene el reciclaje para el planeta en general.

Los más pequeños elaboran monstruos de papel albal para alimentarlos de desperdicios figuradamente y aprender que separar el plástico del papel tiene gran trascendencia.

También hacen gráficos, cómics reivindicativos y carteles, pero cuando ven a los profesionales de la limpieza mezclarlo todo se echan la manos a la cabeza. «¡Es que siguen mezclándolo!», se quejan los alumnos a sus profesores.

«No podemos darles mensajes tan contradictorios», lamentan a su vez desde el colegio. El objetivo del proyecto denominado «Escuela Sostenible» es crear un centro respetuoso con el medio ambiente al cien por cien en el plazo de tres cursos escolares, y con la colaboración tanto de los profesores y alumnos como de las familias

En la red de escuelas sostenibles de la ciudad apenas hay una veintena de centros interesados entre los 83 públicos y concertados existentes. «Lo planteamos como un compromiso con el entorno a partir de acciones que favorecen la conversión de rutinas de sostenibilidad en hábitos, hacia un desarrollo y equilibrio aptos para la fauna y flora del contexto más inmediato», tal y como contemplan los docentes en su proyecto. Cada aula se responsabiliza de llevar a reciclar la basura recolectada y clasifica el material.

Desde el Ayuntamiento afirman que el problema es «puntual» y que la retirada de material reciclable «está organizado», pese a que no concretan el calendario.

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