Ministros del gobierno de Afganistán, responsables de centros hospitalarios de Kabul y miembros de la ONU se han desplazado hasta Alicante para conocer el trabajo de Cruz Roja y Proyecto Hombre con el colectivo de personas drogodependientes. Una iniciativa promovida por la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene el objetivo de adaptar los protocolos de atención y recuperación de personas con trastornos por el uso de drogas a la realidad afgana.
«Creemos que España tiene mucho que ofrecer en cuanto a la rehabilitación de trastornos por uso de sustancias», apunta la doctora María Zarza, especialista en adicciones, a la hora de justificar la visita del personal afgano. «Tenemos muchos centros y muy bien coordinados», añade.
El grupo de visitantes, compuesto por once personas de las que nueve pertenecen a los ministerios de Salud, Asuntos Sociales y Educación de Afganistán y otras dos a Naciones Unidas, ha estado en Valencia durante los días previos a su llegada a la ciudad de Alicante trabajando en el diseño de protocolos de intervención con personas con trastornos por el uso de drogas.
«Queríamos que vieran un poco de todos los servicios que se ofrecen: han pasado por una Unidad de Conductas Adictivas (UCA), por Proyecto Hombre, han visto una comunidad terapéutica, los servicios de dispensación de metadona y todos los recursos con los que cuenta Cruz Roja», señala Zarza, quien trabaja desde hace años con Naciones Unidas.
«Han comprobado de primera mano cómo trabajamos y se han mostrado gratamente sorprendidos de nuestra capacidad de diseño y desarrollo de programas», explica Consagración Jareño, directora de Proyecto Hombre Alicante. Jareño, entre otros, destaca el interés de los visitantes por los índices de retención en sus programas, los porcentajes de abandono y el éxito de los tratamientos que se desarrollan en su entidad.
En Cruz Roja, los afganos han conocido el funcionamiento del Centro de Intervención de Baja Exigencia, la elaboración y dispensación de metadona y el trabajo, a través de unidades móviles, con personas que se encuentran fuera de la red asistencial.
«Se han mostrado muy curiosos por cómo se logra llegar a todas las personas, por la coordinación del sistema y por el funcionamiento de las UCA. También les ha llamado mucho la atención es el respeto con el que se trata a las personas afectadas por las adicciones», señala Zarza.
«Hay madres que amamantan con el pezón untado en opiáceos»
El opio es consumido en Afganistán y forma parte de la cultura. «Es algo muy natural que se hace desde muchos años atrás, sin que haya una conciencia clara de la cantidad de dependencia que esto genera», explica la doctora María Zarza, profesional de la psicología clínica especialista en adicciones.
Entre los profesionales que han visitado la Comunidad Valenciana para conocer el trabajo con las personas drogodependientes, hay dos mujeres que llevan un hospital de aproximadamente 100 camas solo para mujeres y niños. «Hay niños recién nacidos adictos porque las madres se lo dan en la leche», señala Zarza. «También hay quienes se untan el pezón en opiáceos para que el bebé se calme», añade.
El consumo está normalizado. «Están muy acostumbrados porque culturalmente el opio se ha utilizado como un medicamento debido a la carencia de estos y a la falta de educación sobre la sustancia», apunta la doctora.
