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Volverá el Concorde y seguiremos sin tren

Antes contará el aeropuerto con vuelos directos a EE UU que con un tren que te deje en diez minutos en Elche o Alicante

El tren de cercanías Alicante-Elche pasa a 800 metros de la terminal, como se ve al fondo. RAFA ARJONES

Si hemos de calibrar el posible ritmo de las obras para ejecutar la remodelación de los accesos viarios al aeropuerto Alicante-Elche con las ganas con las que explicó esta semana el proyecto el ministro de Fomento -ya en funciones- José Luis Ábalos, durante su visita «exprés» a uno de los pasos elevados, vamos apañados. Los 34 meses de ejecución anunciados por el ingeniero del departamento de Carreteras al que el ministro le pasó el marrón suenan a chiste y ya debemos esperarnos de todo, hasta que antes el «Concorde» vuelva a volar y aterrice una mañana en Alicante procedente de Nueva York. ¿Exagerado? Y, encima, hay dudas hasta de que el ministerio disponga de todos los terrenos escriturados.

La mejora de los accesos viarios terminará, por supuesto, -sí es que alcanza velocidad de crucero hasta la toma de posesión el próximo titular de Fomento o llegue una nueva crisis económica-, antes de que llegue el ferrocarril al aeropuerto Alicante-Elche. Y es que en lo que respecta a esta gran asignatura pendiente, el ministro no engañó a nadie. Ábalos demostró, como en su día lo hicieron sus predecesores Íñigo de la Serna y Ana Pastor, que el enlace ferroviario no está en la agenda de prioridades del Gobierno si es que el Ejecutivo tiene alguna para la provincia de Alicante.

Y eso que la terminal, premiada esta semana como la mejor de Europa en su segmento de tráfico, es la puerta de entrada y salida de 14 millones de turistas a la Costa Blanca, ya rebasó en 2000 la cifra de pasajeros a partir de la cual la Comisión Europea considera que un aeropuerto debe tener enlace por tren, y en el aeródromo trabajan 6.000 personas.

Casi veinte años incumpliendo las directrices europeas y, para colmo, este marzo se cumplen ya ocho primaveras desde que se inauguró la nueva terminal, que en su subsuelo reservó el hueco para la llegada del tren. Vamos, como el agujero que hay debajo de la estación del AVE en Alicante, en la avenida de la estación, para facilitar la llegada del TRAM a los andenes. Pero claro, hablamos de una provincia donde las cosas se eternizan en el tiempo o, sencillamente, no se hacen.

Ábalos, que ya el pasado septiembre de 2018, en un desayuno con empresarios en Alicante para hablar principalmente de infraestructuras ni tocó el inoportuno tema del enlace ferroviario con el aeropuerto Alicante-Elche, continuó con su guión el lunes pasado en los alrededores de la terminal. Al ser interpelado por el enlace puso cara de póker y, sin llegar a emplear al recurrente hoy no toca, se limitó a apuntar que estaba en estudio. O sea, nada.

Lo dicho, que antes contará el aeropuerto con vuelos directos a EE UU que con un tren que te deje en diez minutos en Elche o Alicante, y eso que el cercanías Alicante-Murcia para desde hace 40 años en Torrellano, a escasos mil metros de la terminal.

Madrid, Barcelona, Málaga y València cuentan desde hace años con conexión ferroviaria con sus aeropuertos. En las dos primeras parece de cajón, pero por delante de Alicante figuran también la capital de la Costa del Sol, similar en tamaño a la Costa Blanca y València, ésta última con la mitad de tráfico aéreo que El Altet, pero con un tren directo con la terminal. Y ahí está el ejemplo de Londres, que mueve casi un millón de pasajeros con Alicante todos los años desde sus cinco aeropuertos. Todos conectados a través del ferrocarril.

El Ministerio de Fomento gastó más de 600 millones de euros en 2010 para, prácticamente, construir un nuevo aeropuerto y 12.000 millones de euros en conectar Alicante y Valencia con Madrid con el AVE, pero fue incapaz de estirar la inversión a los doce kilómetros que separan la estación-término del aeropuerto. Error grave.

A la precariedad ferroviaria se unen el retraso en la remodelación de la N-338, que posibilita el acceso de los vehículos al aeropuerto desde la autovía y la N-332 costera. Fomento tiene aprobada la inversión de 27 millones desde 2013, pero seis años después todavía no se ha invertido. Esta semana se ha disuelto el Parlamento en Madrid por las elecciones generales el próximo 28 de abril y, aunque oficialmente han comenzado esas obras, parece una quimera que puedan estar acabadas en el horizonte de 2022, plazo dado por el Gobierno.

La moderna terminal aeroportuaria provincial es la única de todo el Mediterráneo turístico, incluidos los países del norte de África, que carece de «sección de autovía completa para comunicarse con su entorno», según denunció hace ya un par de años el ingeniero Armando Ortuño, autor de un estudio para Ineca sobre el impacto del aeropuerto en su territorio.

El Ministerio de Fomento dejó en 2010 sin fecha el proyecto para conectar la ciudad de Alicante y el aeropuerto con una línea ferroviaria, cuyo proyecto fue uno de los damnificados por los recortes presupuestarios para cumplir los objetivos del déficit. La actuación, asignatura pendiente en materia de infraestructuras, prácticamente desde que inauguró la terminal, tiene un presupuesto de 40 millones de euros y ya empezó a retrasarse en la última etapa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

La variante ferroviaria de Torrellano consistía en la construcción de una plataforma en doble vía electrificada en ancho internacional para conectar las estaciones del ferrocarril de Alicante y Elche con el aeropuerto donde habría una terminal para lanzaderas ferroviarias. Esta infraestructura se ubicaba debajo del aparcamiento público y tendría acceso directo con la terminal de pasajeros. El proyecto básico se quedó a falta de concretar los detalles de la licitación. Hoy, se está redactando, si nos creemos al Gobierno en funciones, un estudio de viabilidad para redactar un proyecto que, en principio, no convence a nadie porque mantiene en primera línea del mar las vías del tren y el apeadero de San Gabriel, donde los trenes tienen que dar la vuelta para entrar en la estación de Alicante. Casi ocho años después de aquel 24 de marzo de 2011 en el que se inauguró a bombo y platillo el nuevo aeropuerto, la terminal pasa por ser la peor comunicada del Mediterráneo (carreteras y ferrocarril), tras el marroquí de Marrakech.

La cronología de los hechos relevantes de la historia del aeropuerto produce vergüenza al constatar que sigue sin tren. Ahí están las fechas: ? 1967. Inauguración y 80.000 pasajeros en un año.

-1972. Apertura de la terminal chárter.

-1996. Segunda terminal.

-2.000. Seis millones de pasajeros, la barrera a partir de la cual debe contarse con conexión ferroviaria.

- 2011. Inauguración de la nueva terminal.

- 2018. Catorce millones de pasajeros y quinto aeródromo de España. Seguimos sin tren, aunque el cercanías pase a 800 metros de la terminal.

Ni gallegos ni cántabros ni valencianos. Alicante no tiene suerte con los ministros de Fomento que pasan por Madrid. Ni con los ministros, ni con los directivos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias. Todavía chirrían en Alicante las palabras de aquel presidente de Adif, de origen alcoyano para más escarnio, que hace tres años soltó en una comida en Alicante, con la ministra y entonces su jefa Ana Pastor en la mesa, algo así como que qué se creían los alicantinos para reclamar una conexión ferroviaria con el aeropuerto. Los alicantinos, 14 millones de turistas y el sentido común no pueden seguir esperando.

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