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Reciclaje de ropa y de vidas

Cáritas impulsa una empresa de inserción para reciclar ropa usada que selecciona y envía a Barcelona, donde crean nuevas prendas que regresan a tiendas solidarias

Dos de los trabajadores seleccionan la ropa que han recogido previamente en sedes de Cáritas, antes de enviarla a Barcelona Pilar Cortés

Durante muchos años, Cáritas ha desarrollado una acción asistencial, pero su base no es solo cubrir necesidades primarias, de alimentación, higiene y prendas de vestir. Desde hace unos años, la entidad quiere romper una espiral que, por muchas vueltas, siempre regresa al mismo sitio. Por eso, la mejor manera de integrar a personas en riesgo de exclusión en un mundo normalizado es a través del empleo.

Bajo este prisma, Cáritas pone en marcha un proyecto en toda España, con plantas de reciclaje de ropa en Valencia, Barcelona y Bilbao, donde están implicadas todas las Cáritas Diocesanas. Así nace Moda Re, es un proyecto creado por Cáritas, cuya finalidad es englobar y potenciar su proyecto textil, gestionando el círculo completo de la ropa usada, desde su recogida, clasificación, reutilización, reciclaje y venta, a través de la creación e impulso de tiendas de ropa de segunda mano.

En todo casio, el principal objetivo de Moda Re es la persona y el fin social, por lo que el desarrollo del proyecto lo realizan personas del programa de inserción social de Cáritas. En Alicante, la oenegé ha creado Retextil, que recupera parte de la labor iniciada por el Proyecto Gema. Esta empresa ha contratado a 5 personas, algunas emigrantes y todos en situación de exclusión social. Coordinados por un gerente, estos cinco hombres son los encargados de recoger, clasificar y empaquetar la ropa, que después se llevan trailers a Barcelona. Allí se elaboran nuevas prendas que luego regresa a Alicante para distribuirse en tiendas de segunda mano.

El gerente de Retextil, Javier Díaz tiene muy claro que el objetivo de la empresa «no es ganar dinero», pero sí atender tres aspectos que son fundamentales para Cáritas». La iniciativa pretende que las cantidades astronómicas de ropa que hay en el mercado puedan tener una segunda vida ayudando a la inserción laboral, de forma ecológica, eliminando residuos de forma adecuada en el vertedero correspondiente, y con un fin ético, evitando «el mercado negro de porteadoras de ropa que cruzan la frontera con Marruecos, cargadas con fardos a la espalda», asegura Javier Díaz.

Lejos de esa imagen degradante, los trabajadores de Retextil acuden de forma periódica a recoger la ropa que se entrega en contenedores distribuidos, de momento, por sedes de Cáritas y colegios privados. Ya hay acuerdo con municipios como Calp, Sax, Torrevieja y en las sedes de la Universidad Miguel Hernández. En próximas fechas, la oenegé quiere seguir cerrando acuerdos con más poblaciones. El volumen de trabajo ya es muy elevado, y de hecho, cada camión que se envía a la planta de Barcelona lo hace con unas 15 toneladas de ropa.

Experiencias únicas

La ropa que llega a la nave de este polígono industrial, cercano al Tanatorio La Siempreviva, se divide en dos grupos, en función de su calidad y si ya ha sido seleccionada. En muchos casos, llegan cajas enteras de pantalones o camisas nuevas, por estrenar, con la etiqueta puesta, que para Olegario, uno de los trabajadores de Retextil, nacido en Guinea Electoral, es incomprensible. «En mi país, llevamos ropa o con algún agujero y no pasa nada. Aquí te haces una mancha y tiras la camisetas», explica este un técnico de RRHH, con un máster, que gracias a este contrato puede seguir en España porque ya se le acabó el permiso de estudiante.

Con la misma sonrisa hace su trabajo Javier, un electricista catalán que hizo dinero en Sudamérica. Al regresar a España invirtió en terrenos, se fue a la quiebra y acabó ayudado por Cáritas. Ahora prepara más de 1.000 bolsas diarias de ropa que servirán para recuperar otra vida humana.

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