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Las pifias de la consellera Barceló

La responsable de Sanidad acumula polémicas decisiones y sonadas rectificaciones en menos de un año de gestión

La consellera de Sanidad, Ana Barceló. Información

Tomó posesión de su cargo como consellera de Sanidad a comienzos de junio de 2018 prometiendo atajar las listas de espera y haciendo gala de su sensibilidad para entender a los pacientes. Sin embargo, en estos nueve meses, Ana Barceló ha visto cómo el problema de las listas de espera se le escapaba de las manos, al tiempo que su gestión ha estado sembrada de polémicas decisiones que han afectado a colectivos tan sensibles como los pacientes de cáncer o las jóvenes afectadas por anorexia.

Enfermas de anorexia a casa

Con el mes de agosto llegaba la primera decisión controvertida de la que tuvo que dar cuentas la consellera de Sanidad. El Hospital de Sant Joan cerraba por vacaciones la única unidad de hospitalización para pacientes de anorexia que existe en la provincia y daba de alta de golpe a las seis jóvenes ingresadas, algunas de ellas con el peso al límite. Barceló salió entonces en defensa de los médicos que tomaron la decisión, señalando que confiaba plenamente en ellos y asegurando que ninguna de las afectadas a las que el hospital había mandado a casa requería estar ingresada. El tiempo le quitó la razón y antes de que acabara el mes de agosto, el centro sanitario se veía obligado a reabrir la planta de ingreso ante el agravamiento del estado de salud de una de las chicas que obligó a su reingreso. Barceló tampoco supo, o no quiso, aclarar por qué la unidad de Alicante es la única que cerraba por vacaciones en toda la Comunidad. Tampoco en estos meses se ha visto materializada la petición de las familias de que la provincia cuente por fin con un hospital de día en el que atender a las jóvenes.

Recorte de oncólogos

Con el cambio de estación, Sanidad volvía a las portadas de los periódicos de nuevo con el Hospital de Sant Joan como blanco de una mala gestión, esta vez en un área tan delicada como la Oncología. Sanidad daba luz verde al recorte de cuatro oncólogos en el centro sanitario para crear una nueva unidad específica para el vecino hospital de La Vila. La decisión dejaba a Sant Joan bajo mínimos, con una de las peores ratios de la provincia de oncólogos por habitante y con centenares de enfermos afectados por un cambio de médico. Quejas de pacientes, escritos de los oncólogos, recogida de firmas en internet... nada sirvió para que Barceló rectificara en su decisión y sólo accedió a aumentar en un especialista la mermada plantilla de Sant Joan.

Ana Barcelo durante una visita al Hospital de Sant Joan.Álex Domínguez

Prohibido incinerar obesos

En apenas un día, la consellera se vio obligada a rectificar en su decisión de que los obesos mórbidos no pudieran ser incinerados por razones de contaminación medioambiental. Apenas un día estuvo en exposición pública el decreto para regular la práctica de los tanatorios en la Comunidad antes de que Sanidad tuviera que corregir esta controvertida medida de la que se hicieron eco medios de comunicación de todo el país.

Plante de los médicos

En un intento de contener el aumento de las listas de espera, Barceló decidió cambiar en noviembre el sistema por el que se paga a los médicos que hacen horas extras por las tardes para operar más. Sanidad daba entonces un tijeretazo a la nómina de los galenos y llegaban entonces las operaciones «low cost»: 51 euros por operar una catarata o 112 por colocar una prótesis de rodilla. En una situación sin precedentes, los médicos se plantaron y dejaron de operar por las tardes en protesta por este recorte que en algunos casos suponía un 30% menos de lo que venían percibiendo hasta el momento. Barceló necesitó dos rectificaciones e infinitas reuniones con las sociedades científicas para reconducir una situación que en el camino ha dejado las mayores lista de espera de toda la legislatura del Botànic.

Listas de espera desbocadas

Ana Barceló aterrizó en la Conselleria de Sanidad prometiendo coger el toro de las listas de espera por los cuernos y darle una solución que fuera más allá de la adoptada por sus predecesores de derivar enfermos a las clínicas. El toro no sólo ha vuelto al redil, sino que se ha desbocado. Desde que se estrenó Barceló en el cargo, los pacientes esperan una media de 25 días más para entrar a quirófano y hay cerca de 5.000 personas más en la Comunidad pendientes de ser llamadas para una operación.

Imagen de la resonancia donada por el empresario.

Un regalo despreciado

El último escándalo tiene un nombre propio: Amancio Ortega. Más concretamente, la donación que este empresario hizo a hospitales de toda España y que sacaron a la luz las carencias tecnológicas que nuestro país acumula en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. El Hospital de Sant Joan fue uno de los grandes beneficiados de esta generosa donación. Pero parece que no haga falta semejante regalo, ya que el primero de los grandes equipos que se instala en el centro, una resonancia de última generación que permitirá detectar con mayor acierto tumores y determinar mejor su extensión, lleva cuatro meses instalada y sin funcionar. ¿El motivo? Barceló no ha enviado aún a Hacienda el expediente para que se autorice la contratación de siete trabajadores que manejen la máquina. Todo un derroche teniendo en cuenta que hay pacientes que están esperando cuatro meses para que se les haga una resonancia en este departamento sanitario.

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