La defensa de Miguel López «no indagó ni falta que hacía» los antecedentes de los dos peritos que contrató para realizar un informe sobre el móvil de María del Carmen Martínez, su suegra y de cuyo asesinato se le acusa. De Luis Enrique (antes Emilio) Hellín Moro, el ultra que fue condenado por el asesinato de la joven vasca Yolanda González, y de su hijo Jesús Hellín Asensio, también condenado por un delito de abusos a una niña, el abogado de López asegura en un escrito ante la magistrada Francisca Bru que lo único que le interesaba de ambos era «su cualificación profesional avalada por una larga trayectoria de colaboración incluso con las secciones informáticas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».
El abogado Javier Sánchez-Vera explica que Hellín Moro le comunicó que se había jubilado y defendió que otro perito pueda sustituirle en la vista oral ,aunque estaría dispuesto a renunciar al trabajo si la presidenta del tribunal le permite la realización de otro, según apuntó en su escrito de defensa.
El letrado de López insiste también en su escrito en la conveniencia de realizar una nueva prueba sobre los restos de ADN localizados en uno de los proyectiles que acabaron con la vida de María del Carmen. Una prueba impugnada por las acusaciones cuya utilidad sostiene la defensa por cuanto «no puede descartarse cualquier prueba que conduzca a descubrir el verdadero autor de los hechos» además de que «no entorpece la continuación de la causa y en cambio podía arrojar resultados fundamentales para la misma».
