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Los veterinarios alertan del aumento de perros atendidos por comer orugas de la procesionaria

Los pelos urticantes del insecto provocan que la lengua se les necrose y haya que amputar una parte e incluso que puedan llegar a asfixiarse

La zona del Benacantil, llena de bolsas. pilar cortés

Son los grandes perjudicados de la plaga de procesionaria que sufren las zonas verdes de la ciudad de Alicante y de buena parte de la provincia. Los veterinarios lanzan la voz de alarma por el elevado número de perros que están atendiendo tras haber comido orugas.

Hay clínicas en las que están llegando hasta dos perros por semana por este tipo de accidentes que pueden llegar a ser extremadamente graves. «Las orugas están cubiertas de unos pelos que son muy urticantes, para las personas y también para los animales», recuerda Gonzalo Moreno, presidente del Colegio de Veterinarios de Alicante. El problema, si accidentalmente se las comen los perros, «es que la inflamación que provocan puede ser tan grave que puede ocasionar hasta la muerte al obstruir las vías respiratorias». También se puede producir una necrosis de la lengua que obliga al veterinario a amputar una parte de la misma.

Adelanto en el ciclo

Desde hace unas semanas, los bosques de buena parte de la provincia están llenos de orugas, que ya han abandonado las bolsas en los árboles y están por el suelo, formando las clásicas hileras que les dan su nombre, procesionaria.

Las altas temperaturas han hecho que el ciclo se haya adelantado unas semanas y eso ha cogido a los dueños de los animales de imprevisto. «Lo normal a estas alturas del año es que el gusano aún esté en la bolsa, resguardado del frío y a la espera de que llegue el calor, por lo que la gente que pasea a sus perros anda un poco más desprevenida, lo que se agrava con el hecho de que algunas zonas están completamente plagadas», explica el presidente del Colegio de Veterinarios. En la ciudad de Alicante, las mayores concentraciones de bolsas de orugas se localizan en el monte Benacantil y en la Serra Grossa, donde es habitual encontrar a vecinos que salen a pasear con sus mascotas. En los últimos días también se ha dado la voz de alarma porque los patios de algunos colegios tienen bolsas.

El representante de los veterinarios alicantinos recuerda que los perros son animales muy curiosos y su forma de interaccionar con el medio es mediante el olfato. «Lo emplean para saber qué tienen delante, por eso hay que tener mucho cuidado con ellos si la zona está llena de orugas, porque pueden llegar a comérselas» .

En caso de que un perro se coma uno de estos peligrosos insectos, Moreno aconseja lavar de manera abundante la zona con agua, sin frotar, y acudir inmediatamente a un veterinario. Una operación que debe hacerse con mucho cuidado, «porque los pelos urticantes también nos pueden afectar a nosotros».

Los veterinarios también aconsejan, para evitar accidentes, llevar al perro siempre atado y con el bozal puesto y evitar pasear por la noche en zonas en las que se sospecha que puede haber orugas.

Gonzalo Moreno recuerda la necesidad de mantener un control sobre estos insectos. «En las áreas urbanas es necesario controlarla de cara, sobre todo, a los animales y a los niños, pero no erradicarlas, porque son animales propios de nuestros pinares y, además, sirven de alimento para otros animales insectívoros»

Precisamente, sobre la proliferación de orugas de la procesionaria en la ciudad de Alicante se pronunció ayer el concejal de Medio Ambiente, Israel Cortés, para asegurar que el Ayuntamiento actúa contra esta plaga «en todos los puntos donde aparece y no solo en los colegios». «Allí donde nos llaman, se actúa», señaló el edil de Medio Ambiente. Cortés asegura que este año la afectación por este insecto no está siendo «algo fuera de lo normal».

Los veterinarios aconsejan, en caso de que el animal se coma una oruga, lavar la zona con abundante agua y acudir al veterinario

En las últimas semanas la plaga de la procesionaria está en todo su apogeo en las pinadas de la provincia, sobre todo en el pino carrasco, que es el más común. En numerosos municipios de la provincia se están tomando más medidas que nunca para intentar reducir su proliferación.

Este año se ha detectado un aumento de la plaga en las comarcas de la Marina Baixa y la Marina Alta, donde, como novedad, se han aplicado insecticidas microbiológicos sobre la parte aérea de los árboles. También ha ocurrido en el Medio Vinalopó, donde esta misma semana se ha procedido a la retirada de los bolsones que han ido apareciendo en el arbolado.

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