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Dos siglos grabados a puño y letra

La Cofradía de la Soledad de Santa María descubre el «acta fundacional» de su refundación, escrita en 1819 dentro de la peana original de la imagen

Apertura de la peana con la inscripción sobre la fundación de la imagen. información

La madera, bien conservada, es uno de los materiales que mejor soporta el paso del tiempo. De ahí su uso como soporte para plasmar acontecimientos históricos, una especie de «acta fundacional» grabada en madera que, después, tiene una relevancia en el futuro. Este es el caso de una anotación manuscrita en el interior de la peana de la primitiva imagen de la Soledad, que ha permitido precisar los orígenes de esta advocación mariana, que participa en la noche del Viernes Santo desde 1819, cuando el clero de Santa María consiguió recuperarla en la Semana Santa de Alicante.

Los cofrades de la Basílica de Santa María conmemoran este año dos siglos de devoción a Nuestra Señora de la Soledad, una antigua advocación mariana tan querida como arraigada en Alicante. Sus orígenes están vinculados a la iglesia parroquial de Villavieja donde se halla instituida canónicamente la cofradía.

La veneración que despertaba esta imagen entre los cofrades y fieles alicantinos, que asistían todos los viernes del año a los ejercicios piadosos, fue la antesala a la celebración de la solemne procesión del Viernes Santo.

Noticias publicadas en las crónicas de la ciudad y en la prensa histórica del siglo XIX dieron cuenta de su antigüedad. Sin disponer de documentos que lo acreditaran, ya se hablaban de la numerosa feligresía que participaba de estos cultos antiguos establecidos en la capilla erigida en honor de la «preciosísima imagen de la Soledad que se venera en la parroquia de Santa María».

Y así fue como se constituyó la participación del paso de la Soledad en la solemne procesión del Viernes Santo, cerrando el cortejo oficial y acompañándole en la presidencia todas las autoridades eclesiásticas, civiles y militares.

Doscientos años después, unos sorprendentes hallazgos documentales aparecidos en la peana de la primitiva imagen de la Soledad, de la que se perdió su rastro en 1936, así como en los libros del archivo parroquial custodiados en el Obispado, han sacado a luz la fecha exacta de la refundación de la Soledad de Santa María.

Como reza en la anotación con letra y ortografía originarias de la época, grabada dentro de la peana, la primitiva imagen y capilla fueron fundadas por el clero parroquial, siendo sus principales benefactores el cura Jaime Marco y el maestro carpintero Francisco Díez. Los patrocinadores del proyecto hicieron «esta imagen de Nuestra Señora de la Soledad a expensas de su devoción sagrada, eligieron por patrona del Sto. Rosario en esta Antiquísima y Parroquial Yglesia de Sta. María Titulada de la Asunción». Por entonces, eran curas párrocos Leonardo Agustín Alberola y Manuel Verdú y ejercía de sacristán Carlos Moreno, a quien se debe la autoría de la reveladora inscripción.

Laboratorio de Madrid

La aparición de estas noticias fue puesta en conocimiento del rector de la basílica y del obispado y, acto seguido, se nombró un comité científico. Un prestigioso laboratorio de Madrid ha realizado un análisis químico y estratigráfico que ha permitido determinar el origen de esta pieza suntuaria de madera de ciprés, con dorado original subyacente al bol, datada a principios del siglo XIX.

Este proceso apoya las tareas de investigación emprendidas por el profesor José Iborra, doctor en Antropología Social de la Universidad de Murcia y miembro agregado de la Real Academia de Cultura Valenciana, quien concluye que «los resultados obtenidos acreditan la veracidad de los datos que aparecen en la zona inferior de la peana», explica.

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