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Lo que la Vía Parque esconde

El enfrentamiento político amenaza con dejar a la ciudad sin un vial clave para desatascar la circunvalación

Parte de los terrenos ocupados por vías que impiden acabar la Vía Parque. RAFA ARJONES

Sainete. Pieza teatral breve sobre un tema jocoso y de carácter popular. Desde el Siglo de Oro, hasta mediados del XIX, los sainetes eran de un solo acto. A finales del siglo XIX adquirieron gran auge, tanto los sainetes dramáticos como los musicales. ¿De qué nos habla? pensarán. Me ha parecido conveniente recordar la definición de este género teatral -qué gran aliada es la wiki para recordar textos del BUP- para subrayar en lo que han convertido, con más o menos responsabilidad, el Ayuntamiento de Alicante, la Generalitat y el Ministerio de Fomento (léase Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) la construcción de la Vía Parque de Alicante. En un sainete.

Un viario que se concibió en 2010, ya con un retraso de varios años respecto al tramo que conectaba, por ejemplo, la capital con Elche, como una nueva circunvalación, después de que la mala planificación urbanística de Alicante hiciera imposible construir un tercer anillo al uso, a no ser que se obligara a los vehículos a dar un rodeo por Villena para cruzar la ciudad. La A-70 -ronda gratuita- está saturada y la circunvalación de peaje (otro proyecto fallido) lleva ya hasta Monforte del Cid al conductor que se atreva a pasar la barrera del peaje.

Pues bien, cuando parecía que en el verano de 2017 se entraba en la recta final de la obra, después de tres años de parón, tras convencer a Adif para que cediera el suelo, nos encontramos ahora como en junio de 2013. Había llegado el AVE, quedaban por lo tanto miles de metros cuadrados de suelo libre de vías para terminar la Vía Parque y agilizar el tráfico entre la avenida de Elche, la circunvalación, la avenida de Dénia y la Playa de San Juan beneficiando a un montón de barrios, y comenzaba la cuenta atrás terminar la obra. Mentira, la vía de la vagoneta seguía en el mismo sitio y ahí sigue.

¿Qué pasó entonces para que nos hayan amenazado con quedarnos por cien metros sin la necesaria Vía Parque? Lo de siempre, la política, las rencillas y la campaña electoral, aunque esta vez los protagonistas ( Luis Barcala, alcalde de Alicante, María José Salvador, consellera de Urbanismo, y José Luis Ábalos, responsable subsidiario por aquello de ser el jefe del Adif), no deben haber calibrado la trascendencia del tiro en el pie que acaban de darse al envolverse en una guerra sin pensar en los miles de votantes que llevan años cabreados, y los miles que van a estarlo a partir de la inauguración de un tramo de la Vía Parque que multiplicará los atascos. Ximo Puig trató el martes de enmendar el «calentón» de la consellera Salvador, le obligó a dar marcha atrás y aseguró que el Consell acabará la Vía Parque a partir de 2020 claro, porque el suelo sigue con las vías. ¿2020? ¡Presidente, si con la que nos está cayendo uno no sabe ni dónde desayunará mañana!

Meter la pata

En Alicante somos tan dados a meter la pata, urbanísticamente hablando, que los padres de la patria pueden encontrarse en plena precampaña electoral de las autonómicas y locales de mayo con una obra de 21 millones de euros, clave para descongestionar el tráfico de la fachada marítima (la que todos queremos que se peatonalice y se gane para los ciudadanos), que no solo no se ha acabado, sino que puede eternizarse en el tiempo por la bronca permanente que mantienen el alcalde, la consellera e, incluso, el presidente Ximo Puig.

Al jefe del Consell no se le ha pasado todavía el disgusto que se llevó cuando Barcala, inoportuno en aquella ocasión, le afeara en público, en diciembre, la falta de inversiones en la ciudad, justo cuando el jefe de Consell protagonizaba la apertura del túnel de la Serra Grossa del TRAM, tras una inversión de 10 millones de euros. Barcala se lució.

A partir de ahí todo se torció y con la complicidad de Adif, que ni está ni se le puede esperar, que sigue sin retirar las vías del tramo por donde debe pasar la Vía Parque, el Consell soltaba el lunes que su compromiso con el anillo viario acababa en marzo, y que el Ayuntamiento se las tendría que ver directamente con Adif para que le cediera el suelo y, después, con sus arcas, para pagar las obras y terminar el anillo. Veinticuatro horas después, donde dije Diego?.

Alternativa viable

Y el caso es que, encima, tanto Adif, como el Ayuntamiento y la Generalitat, saben que existe una alternativa que anticiparía los plazos para la retirada de la vía de la vagoneta, que pasaría por trasladar las vías al interior de la estación-término y utilizar para su servicio el túnel por donde salen y entran en la estación los AVE y los trenes de cercanías. Cuando Adif construyera las nuevas instalaciones a la altura del cementerio se trasladaría allí la ya «célebre» vía de la vagoneta, una infraestructura que sirve para trasladar material ferroviario. Y si todavía no lo saben, que le pregunten al exconcejal de Urbanismo, el edil de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, que también conoce el tema. Pero claro, Adif debe mover ficha.

Un retraso que nos lleva a lo de siempre. A constatar que Madrid y València consideran Alicante como una ciudad y, si me apuran, una provincia, de tercera división. La Vía Parque -hasta la Euipo reivindica su tramo- puede parecer una obra urbana pero es mucho más. Tiene carácter provincial porque también se diseñó para canalizar todo el tráfico que llega por el sur a la ciudad y siga camino hacia Valencia, aunque también aquí algún iluminado lo estropeó proyectando sólo dos carriles en cada sentido.

Alicante necesita un anillo que alivie la circunvalación y la Vía Parque es una oportunidad para combinar esta función con la de vía urbana que agilice la propia circulación de la ciudad que no solo está compuesta por el tráfico local, por lo que es impresentable que se haya convertido en una batalla política cuando solo quedan cien metros. Imperdonable. Las culpas para todos. Desde el tripartito municipal que empezó la legislatura y fue incapaz de negociar con Adif, al PP municipal, cuya obligación es llevarse lo mejor posibles con la Generalitat y dejar a un lado las rencillas ¿personales? cuando de velar por el progreso de la ciudad se trata.

La Vía Parque, si nadie lo remedia, sufrirá un retraso de al menos un año y, si nade lo remedia, puede convertirse en otro monumento a la irresponsabilidad política como, por ejemplo, la inacción para modernizar la autovía Alicante-Villena, la que nos conecta con Murcia; la falta de acceso ferroviario al aeropuerto de Alicante-Elche; el proyecto fallido del trasvase Júcar-Vinalopó, con 400 millones de euros en la basura, la desaladora de Mutxamel, 90 millones, o, volviendo al tema ferroviario, el hecho de que la estación del AVE en Alicante sea la más pobre de todas las de la red de Alta Velocidad en España. Algunas verdaderos monumentos sin pasajeros.

Y menos mal que el AVE llega al centro del casco urbano. Imagínense que se hubiera quedado en el entorno del cementerio. La «caminata» actual de la estación de Luceros sería un paseo agradable en comparación.

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