Madrid puede ser un filón de visitantes para la Costa Blanca. Esto es lo que se persigue al organizar el desfile de las fiestas de la provincia, que cumplió ayer su cuarta edición. Los participantes, 1.500 alicantinos volcados con sus tradiciones, lo dieron todo en un derroche de espectáculo y alegría que se abrió paso hasta el kilómetro cero: el corazón de la capital española. Y lo hizo con dificultades por el público que abarrotó el recorrido, especialmente a su paso por la calle Preciados y la Puerta del Sol en un recorrido este año más largo, desde Callao hasta la plaza de Ópera.

«Hay tanta expectación que nos falta calle», dijo el diputado de Turismo, Eduardo Dolón, convencido del retorno de esta acción promocional que puso el broche de oro a la Feria Internacional de Turismo (Fitur). La expectación despertada y los testimonios de quienes miraban, aplaudían, tarareaban los pasodobles y preguntaban detalles de las manifestaciones festivas conforme se abrían paso por Madrid lo corroboraban. «Los trajes y la música me parecen una interesante combinación. Animan la ciudad y nos sacan a los madrileños de lo cotidiano. No he estado en Alicante cuando ha habido fiestas pero hoy me han llamado muchísimo la atención. Con esa cantidad de festejos, el buen tiempo y la comida que tenéis me apetece mucho ir», afirmó Jesús Sanz.

El desfile fue toda una sorpresa para Loli Ceciaga, de Arrasate Mondragón, en el País Vasco, cuyas nietas observaban con los ojos muy abiertos las faldas de novia alicantina de las bellezas de las Hogueras. Las niñas estaban embobadas con los dibujos y los colores. «Conocemos Benidorm pero nunca hemos coincidido con las fiestas. Nos gusta tanto el ambiente que puede que nos planteemos ir porque esto no lo tenemos por allí arriba», dijo la mujer, de fin de semana en Madrid, quien se fijó en que muchos de los festeros hablaban en valenciano, «y me parece estupendo», apostilló.

A los turistas extranjeros también les impactó la fiesta. Nada más salir del metro, una joven inglesa exclamó al ver la hoguera plantada en Callao un expresivo «what is this? (¿qué es esto?)», mientras cuatro personas de una misma familia de Kuwait de visita en Madrid bailaban al ritmo de los pasodobles y destacaban lo mucho que les gustaba lo que estaban viendo.

Mantillas blancas

Las representantes de las fiestas del fuego de la provincia abrieron el desfile en una riada de mantillas de novia alicantina. Fue realmente veloz, con las bellezas de las Hogueras de Alicante y la Belleas del Foc y sus damas dando paso a les Fogueres de Torrevieja, Benidorm, Sant Joan d'Alacant y San Vicente, y las Fallas de Elda y Dénia. Cuando ellas llegaban a Ópera entraban en la calle del Arenal los Carnavales.

Las bailarinas del Carnaval de Torrevieja combatían el fresco de la tarde madrileña con un ritmo endiablado de samba sobre tacones que causaron sensación, igual que sus escuetos trajes.

Entre las fiestas tradicionales despertó gran curiosidad el rito del Pa Beneit, con 15 jóvenes «clavariesses» portando los panes místicos sobre sus cabezas en un ritual que tiene su origen en la Grecia antigua y que, según la leyenda, invoca la fertilidad y previene enfermedades. De la Semana Santa llamó la atención desde que llego a la plaza de Callao, y mucho, la centuria romana de Pinoso con sus cascos y su espectacular indumentaria.

Y la extensa comitiva de Moros y Cristianos puso la guinda, con una quincena de comparsas de toda la provincia, desde Crevillent a Villena, Petrer, Elda, Biar, Salinas, Novelda, Castalla, El Campello, el Verger, San Vicente, Calpe, Altea, Teulada-Moraira y también de Alicante. «Van vestidos como en el siglo XV», comentaba un espectador. «Hombre, si son los Moros y Cristianos de Villena. Ahí viví yo», dijo otro, quien filmó el paso de la representación villenera cuando giro de Preciados a la Puerta del Sol en un punto donde el desfile se estrechaba por los pivotes de piedra colocados en la plaza como medida contra ataques de vehículos terroristas.

No sólo los trajes y los bailes del desfile enamoraron. Tuvo mucho que ver la música de las numerosas bandas y agrupaciones que se desplazaron a Madrid.

Asistieron al desfile entre el público el alcalde de Alicante, Luis Barcala, y el presidente de la Diputación Provincial, César Sánchez, que se sumaron a la comitiva en su tramo final.