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Un 9% de las mujeres que viven solas sufre graves problemas

Un estudio de la Universidad de València vincula la soledad con variables como la salud o la satisfacción con la vida

Un 9% de las mujeres que viven solas tiene graves problemas derivados de la soledad. Esta es una de las principales conclusiones de una tesis realizada por la profesora de la Universidad Internacional de València Mónica Bellagarde, quien ha dedicado su doctorado a tratar de arrojar luz a la situación de los mayores en la Comunidad Valenciana y a cómo les afecta el problema de la soledad.

Para ello hizo 277 entrevistas a mujeres de entre 70 y 90 años que viven solas y son usuarias de servicios de teleasistencia. Una muestra de mujeres «porque nos costaba mucho encontrar a hombres de esa edad que vivieran solos. La mayoría, cuando enviuda, o vuelve a emparejarse o se va a vivir con sus hijos», señala la docente del máster de gerontología y atención centrada en la persona.

El trabajo de Bellagarde concluyó que el 60% de las personas entrevistadas tenía una soledad moderada y un 9% sufre una soledad grave o muy grave.

En este trabajo, señala Bellagarde, «se ha comprobado que las características sociodemográficas juegan un papel menos importante que las variables psicosociales a la hora de explicar la varianza de soledad». En este sentido «se confirmaron fuertes asociaciones entre la soledad y la salud, el tamaño de la red social, la frecuencia de contacto con los familiares y la satisfacción con la vida». Por lo tanto, concluimos que estas son condiciones claves que contribuyen al aumento o la disminución de sentimientos de soledad en mujeres mayores que viven solas.

Los grupos de mayor riesgo de sentirse solos son: mujeres, personas más mayores, sin una pareja confidente, que viven solos, con niveles más bajos de estudios y de ingresos económicos. Además, «se ha detectado una importante asociación negativa de la soledad con la percepción de apoyo social recibido por las personas mayores». Bellagarde recuerda que España está entre los países más envejecidos del mundo y así como ocurre en otros países, los datos muestran una feminización del proceso de envejecimiento poblacional.

Para José Antonio Rabadán, miembro también de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología, el problema de la soledad en los más mayores se asienta sobre dos pilares. «Por un lado ha habido un cambio social». En España poco a poco va desapareciendo la costumbre de visitar periódicamente a los abuelos o comer con ellos los fines de semana, como ocurre en otros países de raíz católica. «Esta generación de personas mayores está pagando la multa de este cambio social. Ellos cuidaron de sus padres, pero sus hijos no están cuidando de ellos, por lo que se siente más solos». Otro fenómeno que explica la actual epidemia de soledad es el tejido social. «Se ha pasado del vecindario, donde todo el mundo se conocía y los más jóvenes estaban pendientes de los mayores, a los búnkeres de las urbanizaciones, donde nadie conoce a nadie».

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