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La Unión Europea encarga un plan para bajar el consumo de agua en los municipios turísticos

El Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante trabajará durante tres años junto a la Universidad de Bolonia en el proyecto.

El modelo de arquitectura vertical de Benidorm ha contribuido a mejorar la eficiencia en la distribución del agua. DAVID REVENGA

El Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante ha sido seleccionado, junto a la Universidad de Bolonia, para realizar un proyecto europeo dirigido a lograr la reducción del consumo de agua en el sector turístico, clave en la provincia de Alicante y expuesto también a medio plazo en la merma de los recursos hídricos derivada del cambio climático. El equipo dirigido por el catedrático Antonio Rico trabajará durante tres años con investigadores italianos profundizando en dos casos concretos de urbes con alto volumen turístico y, por ende, consumo de agua, Benidorm y Rimini. Benidorm, con cerca de 200.000 plazas de alojamiento turístico entre hoteles y apartamentos y Rimini, el resort de playa más importante del Adriático, atrayendo a casi 16 millones de turistas y con más de 2.000 hoteles.

La actividad turística es uno de los sectores económicos más importantes a nivel mundial, representando alrededor del 10% del PIB (cinco puntos más en la provincia de Alicante). Las llegadas anuales de turistas internacionales aumentaron de los 500 millones a los 1.300 millones en el recien acabado 2018. A escala global, el turismo aumenta cada vez más las presiones locales sobre los sistemas de suministro de agua, en particular en las regiones costeras donde las intensidades de uso del agua ya son altas. El turismo costero ha hecho del Mediterráneo, la zona turística europea más visitada con cerca de 300 millones de pernoctaciones al año.

Más turistas y menos agua

Las proyecciones de consumo de agua para uso urbano-residencial turístico en las próximas tres décadas prevén un aumento del 50% en la llegada de turistas, en un escenario, el Mediterráneo, expuesto a un escenarios climático de escasez de agua, pero también con un próspero desarollo socioeconómico promovido por la actividad turística. Aunque el consumo de agua en el modelo turístico de sol y playa se suele considerar despilfarrador, los investigadores del Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante refutan esa afirmación. La concentración de la superficie construida permite, por ejemplo en Benidorm, una gestión eficiente del agua con solo un 10% de fugas en su red de abastecimiento, y ello se traduce en que la estacionalidad del consumo y la cantidad de agua consumida por turista no supere los 133 litros por habitante y día (64% para uso turístico y 40% residencial).

Garantizar este volumen de agua requiere de un sistema de gestión integrado en el que los recursos no convencionales (aguas regeneradas y desalinizadas) tienen cada vez más protagonismo. «Benidorm es un ejemplo de mensura en el consumo de agua con 10 hm³ al año de los que beben la población autóctona y los turistas. Una eficiencia que se logra gracias a la buena gestión municipal y al hecho del intercambio de aguas limpias y depuradas entre los agricultores y la población», subraya Antonio Rico.

En la provincia de Alicante, por otro lado, hace más de tres décadas que se recurre a las residuales depuradas para satisfacer demandas agrícolas, con planteamientos técnicos que revisten carácter pionero a escala internacional y con una gestión específica por parte del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa.

Según la doctora Sandra Ricart, colaboradora del grupo de investigación, la amalgama de factores socioeconómicos y climáticos, fuentes de agua y usuarios que intervienen en el ciclo hidrosocial de ciudades como Benidorm o Rimini suponen un reto, pero también una oportunidad para maximizar la eficiencia en el uso del agua y afianzar la buena gobernanza de los recursos hídricos en competencia. «No hay que olvidar que tanto la componente turística como la agrícola generan una demanda hídrica que entra en contraposición con la escasez intrínseca de nuestra zona».

El objetivo general del proyecto es analizar, de forma integrada, la escasez de agua y el comportamiento del turista. Para el catedrático Antonio Rico, responsable del grupo de investigación «Agua y Territorio», el nexo entre el consumo de agua y el turismo que aborda este proyecto es de gran relevancia e interés para el ámbito mediterráneo, donde escasez y estacionalidad marcan el ciclo hidrológico de las actividades. Sin agua, los servicios turísticos como piscinas, campos de golf, parques acuáticos y jardines no estarían disponibles. No es de extrañar que los operadores turísticos internacionales examinen cuidadosamente el suministro de agua. Los destinos turísticos que no cumplen con los estándares estrictos a este respecto corren el riesgo de perder cuota de mercado.

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